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Channel: Lo dice Diana Aller
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66 COSAS QUE DETESTO

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1 -La gente que dice “restauran” (no del verbo “restaurar”, sino de “restaurante”).

2 -Christian Gálvez hablando de Da Vinci.
Christian Galvez hablando.
Christian Gálvez.

3 -Que “ver series” se considere una afición.

4 -Los codazos cómplices y risitas tontas cuando se habla de cocaína. ¿Qué tenéis? ¿12 años? ¿Parálisis cerebral?

5 -Quien cree que El Ganso es sixties o british.

6 -Dani Rovira. No me cae mal (al contrario, de hecho) pero a la vez NO PUEDO CON ÉL. ¿Se me entiende?

7 -Las botas marrones de media caña.

8 -La industria farmacéutica.

9 -La expresión “te lo compro” referido a una idea o algo inmaterial.

10 -La gente que juzga la maternidad, el lactivismo o la libertad en la crianza de cachorros humanos ¿Qué más os da, pedazo de bisoños?

11 -Las fotos de comida.

12 -El discurso vital de Maite Galdeano. El de Loles León. Hacer bandera de la ordinariez.

13 -Las pijas como yo, que consideran (consideramos) la ordinariez como algo negativo.

14 -“Los sueños se cumplen”. Poto.

15 - La gente que piensa que los pobres son pobres “porque no se esfuerzan”. (Esta idea, inconsciente y refinada como el azúcar, está más presente de lo que creemos).

16 -Los guapos sin gracia (que son la mayoría).

17 -Las personas en los afters que parecen tullidos medievales.

18 -La colonia Nenuco.

19 -Reírse de los influencers. Reiros de los gobernantes, joder. ¡Cobardes!

20 -No ser capaz de leer la palabra “¡Cobarde!” con un tono diferente al de Chiquito de la Calzada.


21 -Que se crean que porque llevo el pelo rosa y soy desinhibida y sociable, vivo en Sodoma y Gomera.

22 -Las maximonturas de gafas de hija de Kiko Matamoros. Un poquito hartazgo ya…

23 -Cualquier anuncio del Sabadell y cualquier anuncio de Loquillo.

24 -Las tetas de Rafa Mora.

25 -Quien detesta Desigual o la comic sans… en 2019.

26 -Decir “qué fantasía” a la mínima.

27 -Los grupos de amigas españolas de turismo en Londres. No las soporrrto. A los grupos de amigos españoles tampoco.

28 -Masturbarse para coger sueño y no dormirse.

29 -Los que con una impostada nostalgia se inventan “yo no estudiaba nada y luego aprobaba”. Yo soy más lista seguro y si estudiaba, abrobaba. Si no, pues no.

30 -El poster de Al final de la escapada o Mon oncle.

31 -Entiendo hace unos años eso de criticar a las mujeres mayores, tipo Ana Obregón por hacer de sus rostros una careta cerúlea e igualada. Pero hoy esas señoras son pioneras de una tribu urbana que tiene dos cosas maravillosas en esta absurda uniformidad estética: 1) Tienen una venerable edad y 2)son dueñas de sus cuerpos para agredirlos como quieren. Esto es punk, nihilismo, suicidio estético, rebelión. No me gusta que dependan del capital para ello. Y sobre todo, no me gusta nada que se las critique por intentar ajustarse a un canon que las excluye. Me encanta su locura, su artificio, su determinación por ser monstruosas. En serio, ME FLIPA que sean tan extremas. (Y me relamo esperando el paso de los años sobre la reina Letizia).

32 -Me molesta especialmente que se premie el artificio “que parezca natural”. Acabo de ver a Lara Dibildos, que tiene 2 años y algo más que yo, y me doy cuenta de que siempre ha parecido una señora operada. Me fascina que estas mujeres no parezcan más jóvenes ni más guapas. Simplemente son señoras con caras raras. Lo dicho, rebeldía total, aunque creo que inconsciente. Puro romanticismo adulto.



33 -París.

34 -Las sábanas con pelotillas.

35 -Que lo llamen co-living cuando quieren decir precariedad.

36 -La cocaína.

37 -Un domingo en ciudad pequeña.

38 -El pimiento rojo. (Pierde de largo frente al verde).

39 -El sospechoso trasfondo que hay tras los “locales de uñas” regentados por orientales. ¿Dónde radica el éxito? ¿Qué perversión soterrada y placentera hay en esa imagen de un o una migrante encorvado sobre nuestras cutículas? ¿Hay algo sexual? ¿Es el refinamiento máximo del clasismo que nos ciega? ¿Qué hay de hermoso en ponerse una suerte de cigalas incapacitantes en las manos?

40 -El 90% de los tatuajes.

45 -Defender RuPaul´s Drag Race, el trap o La Sexta, como si lo necesitaran.

46 -Que la gente no vote por desencanto. Por desencanto se vota, aunque sea como acto romántico de suicidio.

47 -El vino y el aliento caliente que deja en el paladar.

48 -Que todavía haya quien piense que el rock and roll o la guerra de las Galaxias es contracultural, o transgresor o friki. Son cosas viejunas, sin más. Aunque molen.

49 -Los de “no te puto pilles por mí”.

50 -Las playas más de 2 horas y/o no caribeñas.

51 -Eso de “50 cosas sobre mí”.


52 -Trump.

53 -El marketing.

54 -Los museos por dentro.

55 -Los entrenadores de fútbol, los militares, los actores y un poco los psicólogos. (Puestos a ser un flipado de una profesión, que sean bomberxs, investigadorxs, oncólogxs…)

56 -La legión.

57 -Los caracoles. Para comer y para ver.

58 -“El problema” catalán. Esta cortina de humo me aburre tannnntooo…

59 -La incompetencia. La ajena, pero sobre todo la propia.

60 -El café en vaso.

61 -Los monologuistas.

62 -Los señoros que se apropian del discurso feminista con altavoz público. Me da igual su motivación: están usurpando el lugar de una mujer.

63 -Perder mañanas de sábado de mala manera, pudiéndolas perder de muy buena forma.

64 -El picor de genitales en momentos incómodos. ¡Qué cosa más difícil de tramitar!

65- Las misas. Qué largas e inútiles son.

66- El miedo. El miedo es lo peor que puede pasar y pasa. En el cerebro, en lo privado, en lo doméstico, en lo público, en el mundo, en la vida.

Lo dice Diana Aller


66 COSAS QUE NO ENTIENDO

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Escribí hace un tiempo que no sabría definir como largo ni corto (vayan al último punto para entender la relatividad de mi percepción del tiempo) sobre cosas sinsentido y que no entendía. Bien, pues hoy listo unas cuantas más:

1-   Las Crocs con pelo/peluche/zorritos vivos dentro o lo que sea eso ¿Son de verano? ¿De invierno? ¿Acaso de ese concepto certero, distópico, sutil y romántico de “entretiempo”?

2-   Que España entera tenga que votar otra vez qué señoro nos gobierna.

3-   La pizza hawaiana.

4-   A quienes encuentran deplorable follar con los calcetines puestos. Dependiendo quién ¡puede ser muy sexy!

5-   La gente de “El libro era mejor”. ¡Il libri iri mijir!

6-   Los precios de COS.

7-   ¿Por qué la gente tiene en casa fotos de los que viven dentro? Si viniera, yo qué sé, una aborigen australiana, Sócrates o alguien ajeno a nuestra civilización ¡no entendería nada! Mis hijos hace poco se preguntaban para qué servían las banderas españolas que cuelga la gente en los balcones y ellos mismos convinieron que era por si se nos olvidaba en qué país estábamos. Pues lo mismo.

8-   Hugo Castejón.


9-   Que se intelectualice el fútbol.

10-              Que se intelectualicen las series.

11-              Que se intelectualice la gastronomía.

12-              Conozco a mil potenciales buenas amigas con las que me unen un montón de cosas, pero nos separa algo relativo a un tío. A veces es un simple comentario lo que impide que nos digamos lo que nos admiramos.

13-              El éxito de Joaquín Sabina.

14-              El pelo de Joaquín Sabina.

15-              Joaquín Sabina.

16-              Los “aliados” feministas. No necesitamos aliados. Nos bastaría con que fueran feministas.

17-              El departamento de peluquería de Mediaset. ¿Cayó un rayo en 1993 y se quedó el tiempo encapsulado? ¿Dónde compran la laca? ¿Hay algún otro sitio en el mundo donde se trabaje tan bien la mecha (que no “la mechá”)?

18-              Internet Explorer.

19-              A los argentinos en España, aunque lleven 57 años viviendo aquí, no se les va el acento.

20-              ¿Por qué me gusta tanto el concepto “juguete roto”? ¿Qué tipo de monstruo inmundo soy?

21-              El Ramen. Venga, matadme ya.

22-              Esas expresiones como “micromachismo” que minimizan un problema bien gordo. No es micro, no es un puto diminutivo. Nos están matando, joder. El otro día escuché a Paz Padilla diciendo “micromachismo” y un escalofrío me desencadenó una arcada.

23-              (Por cierto, el término micromachismo lo acuñó un señoro psicólogo que me trató en una ocasión. Salí de su consulta, pensando que lo tenía que haber tratado yo a él. Y por supuesto, no volví).

24-              A quien vive sin haber visto un “First Dates”.

25-              Las entrevistas de Antonio Banderas. Dice cosas muy ridículas ¿No tiene a nadie que se lo diga? (Dice mi amor platónico que “las mejores entrevistas son las de Morante de la Puebla, pero se prodiga poco”).



26-              El miedo infernal a pirarse de un grupo de Whatsapp tipo “Regalo Lorena” o “Cumple Rodri” sin decir nada, porque no interesa una mierda. (Y sin embargo permanecemos callados, silenciosos, sintiendo vergüenza, leyendo gilipolleces, alimentando el asesino serial que llevamos dentro)

27-              Por qué es tan importante Cataluña y por qué tan poco Extremadura.

28-              No entiendo como no estamos todos hincando la rodilla y comiéndole el coño (figurada y carnalmente) a Brigitte Vasallo, Henar Álvarez o Sabina Urraca.

29-              Los tíos que dicen “Estamos embarazados”. ¿Qué estás qué, chupacables?

30-              Que utilicen a una menor de 14 años como instrumento. Una menor convenientemente adoctrinada para sembrar crispación y no admitir cuestionamiento alguno. Basta ya de utilizar a la infanta Leonor para los fines que sean. Es una menor, déjenla en paz. #FreeLeonor

31-              Las tapas de váter con forma de herradura. Por más vueltas que le doy, no lo entiendo.

32-              Rosa Díez. O sea, Rosa Díez. (¿Cómo tiene que ser el camello de Rosa Díez?)


33-              El aparato respiratorio de animales y humanos ¡Cuán fascinante es!

34-              Tengo dudas sobre la maternidad de mis hijos ¿Cómo puedo saber si son míos? (¡Les encantan las matemáticas!)

35-              La depilación genital.

36-              En casa tengo un exprimidor pequeño y no uno como los de los supermercados. Todavía no sé por qué.

37-              Las acelgas ¿A qué saben las acelgas? ¿Son las acelgas el plato favorito de alguien? ¿De qué tipo de persona? ¿Sería el mundo un lugar muy diferente sin acelgas?

38-              Café descafeinado.

39-              Cerveza sin.

40-              Soñar con tener pareja, y cuando se tiene, desear a todo el mundo.

41-              Las zapatillas Buffalo.


42-              Esa gente pesada que te cuenta su vida a la mínima e invariablemente se queja de todo (pero nunca hace nada). En ese discurso, además, la culpa la tienen siempre los demás.

43-              ¿Por qué cuando se dan recetas de cocina por radio o televisión se utilizan tantos diminutivos: caldito, salsita, cebollita, toquecito? ¿Es cocina para jilgueros o qué?

44-              Que mis amigas, con lo talentosas y atractivas que son, sufran por algo.

45-              Que las mujeres que veo por todas partes, con lo talentosas y atractivas que son, sufran por algo.

46-              Me lo han explicado mil veces y no lo entiendo: ¿Por qué una mosca volando dentro de un coche que va a toda velocidad no se estrella contra el cristal?

47-              Lo de quedar para conocerse, “y ya si me mola, follamos”. Llámenme quisquillosa, pero yo prefiero quedar para follar “y ya si me mola, nos conocemos”.

48-              Lo bien que huelen las farmacias.

49-              Albert Rivera me parece atractivo.

50-              La función del champú anti caspa. La caspa, lo sé. Pero me refiero a esa idea perversa a la que hace referencia la publicidad que dice que al dejar de usar champú anti caspa, la caspa vuelve. Solución: No usar champú anticaspa jamás. Eso es como el caballo, que una vez que se entra cuesta muchísimo dejarlo.

51-              El acento de Alejandro Sanz, del barrio de Moratalaz, de Madrid.

52-              Esa gente que da tanta rabia, tanta rabia, que nos la follaríamos escupiéndola.

53-              Entiendo el éxito del Toblerone, del Kit-kat. Incluso del Bounty con su exótico sabor a coco o el Twix, con una textura suave y caramelizada. Pero… ¿El Mars? ¿El Mars qué? Ni puta gracia.

54-              Got Talent.

55-              Izal.

56-              Ken Follet.

57-              Por qué nos importa tanto lo que piensen los demás y la poca atención que prestamos a lo que pensamos nosotros.

58-              La sobreexposición de imanes en la nevera y cojines en los sofás. Una cosita les anuncio: No quedan bien.

59-              Que se llamen “misiones de paz” lo que hace el ejército.

60-              Todo lo que sale de cuerpo da gusto. Piénsenlo.

61-              Cada día tengo que salir a ganarme el pan teniendo una casa tan bonita como tengo. Lloro amargamente cada mañana.

62-              Que la gente más sosa sea la que más seguidores tiene en Instagram. El mundo está loco.

63-              La vida es complicada antes de vivirla. Después, nada fue para tanto.

64-              Porqué me gustan tanto las cosas inútiles: los cuadros, las corbatas, Gran Hermano…

65-              Las foto-pollas. La gracia es ver la cara que hay detrás (Vista una polla, vistas todas ¿no?)


66-              Mañana viernes celebro mi cumpleaños. No entiendo cómo he llegado a los 45 años. Les juro que no sé cómo ha sucedido. Yo estaba bebiendo calimotxo en un parque y de repente… esto. Están todos invitados, por cierto.

Lo dice Diana Aller

¿QUÉ PASÓ CON JOSH?

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¿No les pasa a ustedes que en demasiadas ocasiones encuentran mejores los comentarios a un vídeo de Youtube que el propio vídeo?
Éste se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos en la vida. Me podría pasar días sin alimentarme, ni salir, ni relacionarme con nadie… Sólo leyendo tonterías de desconocidos como estas…



*Este vídeo me lo ha pasado mi hijo Lucas. El vídeo da igual:



*Esto me lo ha pasado mi hijo Polo:


El caso es que casualmente (o no tan casualmente) llegué a un vídeo porno que se llamaba “A Tribute to Josh”. El vídeo pse, o sea, que como siempre, me acabaron interesando más los comentarios.
Los primeros son como muy típicos en estos casos:


Pero luego llega la incertidumbre:

Este es Josh, su prepucio y una señora que le hace cosas:


El caso es que además de leer comentarios de vídeos, hay otra cosa que me flipa en la vida, que son las investigaciones absurdas. (Como esta o esta)
Tal vez sea la impronta de “A los gatos ni tocarlos”, que estoy viendo en Netflix, pero me he puesto a investigar sobre el malogrado Josh…
Existe -ojito aquí- una web que lista los actores porno fenecidos, que da mucha pena mirar. Y rápidamente he buscado a Josh. Hay un Josh actor porno gay, que se podría parecer un poco.

Al parecer Josh Weston murió de complicaciones derivadas del VIH a los 39 años el año pasado. No en un accidente de coche. 
Mirando su cara y su gesto podría ser el joven Josh, pero es más probable que no lo fuera. ¿No?


Llevo mucho tiempo sin escribir aquí, y ahora que entro a hacerlo es para ofrecer una investigación inconclusa. Me he quedado atascada, buscando a Josh y su trágico destino, que igual es cero trágico. Ojalá.

Pues eso, que sigo investigando ésta y mil chorradas. Si alguien me ayuda, lo agradezco.
Incluso pueden venir a comentarme mañana sábado al Maravillas, que pincho en esta fiesta en la que se sorteará un jamón entre los asistentes. Todo ventajas




Lo dice Diana Aller

CUENTO PARA LUCAS

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El siguiente texto lo escribí en el verano de 2018, durante el trayecto de Tokyo a Kyoto en un viaje alucinante por Japón con Mateo, su padre David y mi hijo Lucas. Viajábamos los 4 y para quitarme este horrible mono que me atenaza cuando no escribo, inventé esta historia para Lucas (de 12 años recién cumplidos entonces). Se la leí y me dijo que a la primera lectura cuesta entender el final, pero luego estaba bien para una "madre filósofa". (Su hermano y él han adoptado como pasatiempo favorito mofarse de mí y yo hago lo propio con ellos. Todo bien).


He vivido tanto desde que pasó lo de Julia, que me cuesta recordar los detalles. Probablemente, porque yo he decidido borrarlos, como si fuera un nombre escrito en la orilla de la playa. 


En realidad digo "lo de Julia" como si fuera solo un hecho. Aislado y sin sentido. Julia fue mucho más que una anécdota que clavar con chinchetas en mi corcho de cosas para recordar.
Conocí a Julia volviendo del colegio a casa. Primero de vista y luego -no sé a partir de qué momento- intercambiando algún comentario intrascendente. 
Teníamos las dos 8 ó 9 años, así que trascendente no había dado tiempo a vivir gran cosa todavía.
Como ella salía de ballet a la misma hora que yo de clase y su colegio estaba al lado del mío, hacíamos el camino de vuelta siempre juntas. Alguna vez también a la ida, pero eran las menos.


Julia tenía cara de gorda pero era delgada. Era ese tipo de niñas con genética pueblerina, difícil de sacudirse hasta la llegada de la pubertad, que arrasa con los rasgos innobles, y también con la confianza y la despreocupación.
Julia entre una frase y otra pronunciaba una "t" casi imperceptible, dando impulso a su paladar para cebar la historia que se traía entre manos. Eran misterios de sus antepasados y sobre todo quejas por su familia. 
Que nadie le entendía, decía ella. Que sus juegos siniestros no le hacían gracia a su madre, en sus propias palabras siempre "agobiadísima y amargadísima". 
Éramos niñas. No sé podía esperar que los adultos comprendieran el placer de los detalles truculentos, la recreación una y otra vez de las mismas tenebrosas anécdotas.
Me contó cómo vio a su abuelo muerto y juraba que el espíritu se le salía por la boca al abandonar la vida. Decía que era azulado y translúcido, y que se enfrió la habitación entera. 
También que habló con Franco en una oija que hizo con sus primos. Yo apenas sabía quién era Franco, así que esa no fue nunca de mis historias favoritas.
Porque Julia las repetía una y otra vez. A veces las adornaba con detalles visuales o sonoros. Incluso ponía voces graves de ultratumba. O si se acercaba el momento de bifurcar nuestros caminos en la esquina de mi calle, entonces aceleraba el final y perdía en impacto su leyenda. 


De niños el tiempo tiende a infinito y una tarde puede ser una semana y un verano una vida.
Por eso tengo la sensación de que Julia me acompañó casi hasta mi casa durante siglos, pero creo que desde una perspectiva asquerosamente adulta no llegó a un año.
Un año que ahora se escurre, antipático y viscoso entre las manos. Que nos pasa rozando por los lados, como si no quisiera molestar. (Y vaya si lo hace. Cuánto duele ahora la brevedad de un año).
Lo que sí tengo claro es que cubrió dos cursos académicos, porque cada uno cambiaba yo de cartera. Antes de que se llevaran las mochilas tuerce-espaldas o las troleys infantiles, llevábamos carteras coloridas, de Sport Billy o de los osos amorosos o cosas de esas. La mía era roja, con un paisaje indefinido y la de Julia blanca de hipopótamos. El siguiente curso estrené una cartera que llevaba igualmente cruzada con un estampado imposible, ochentero. De esos que provocan epilepsia. Julia tras el verano seguía con su bolsa vieja e infantil de hipopótamos. Deduje que no debía tener mucho dinero porque no había salido de veraneo, mientras que yo estrenaba con el curso mochila y piel bronceada.
Julia contaba sus historias, antecediendo los sustos y finales con una "t" sorda. A veces parecía una señora mayor, una vieja resabiada y harta. Seguro que esos ademanes los aprendía de su madre.

El caso es que me dijo que su familia se iría de allí y que no nos veríamos al día siguiente.
Lo dijo sin darle importancia, como si fuera a pasar unos días al pueblo de donde venían sus facciones de aldeana.
Pero no la vi nunca más y no volvió a hacer ese recorrido conmigo.
La eché de menos sin tristeza adulta y aprendida. Simplemente con curiosidad y aburrimiento. Los trayectos a casa se hacían más pesados y más lentos. Habíamos vivido mucho juntas en realidad.
Le hablé a mí hermana de Julia y me dijo "Si va a ese colegio de imbéciles, te puedes esperar cualquier cosa".



Sí, era el colegio rival, pero Julia era cercana y no me vio (ni yo a ella) nunca como una enemiga.
Pasaron días y semanas, con la lentitud de la infancia soñada, con la espesura densa de crecer por dentro más que porfuera.
A finales de curso (creo recordar que iba con la camisa pero sin el jersey del uniforme) mi madre me mandó a un recado.
Esto también creo que ya no sucede así, pero antes los niños recogíamos los zapatos del zapatero o comprábamos el pan.
Yo en esta ocasión tuve que ir a por fruta, cercando la calle que hacía esquina con la mía.
A lo lejos estaba Julia y le hice un aspaviento. Ella me miraba como si no me conociera.
Saludé con una y otra mano, hasta que me sentí idiota y dudé de estar confundiendo a aquella niña de cara de repostería. 


Me acerqué disimulando y cuando la tenía a tres metros dije "¡Julia, hola, hola de nuevo!" 
Me miró con una nostalgia rara. Supuse que sentía algo de pena. Me saludó al fin y nos paramos a hablar junto a un buzón de correos que el tiempo se tragaría unos años después.
Me preguntó cómo estaba y yo le pregunté por ella. Daban igual las respuestas. Julia parecía obstinada en soltar algo que le acongojaba. 
-No debemos vernos más.
-¿Por qué? -Pregunté yo.
- No debemos. No está bien.

Obviamente, yo no entendía nada. No sabía dónde estaba la ofensa, el error o el problema.
Julia entonces se puso muy seria, como cuando iniciaba una de sus historias siniestras. Después de divagar en torno a la amistad y la soledad, alcanzó a explicar que no se debían tener amigas imaginarias, sobre todo a partir de cierta edad.


Sentí como si no me hablara a mí, como si su voz fuera gaseosa y se evaporara al hablar.
Entonces, de golpe y con angustia -como nos enteramos de las grandes verdades siempre-  caí en la cuenta de que Julia no existía en la realidad. 
Ni ella, ni su madre "agobiadísima y amargadísima". Ni su mundo lóbrego ni su acompañamiento a la salida del colegio.

-Aquí sólo hay una niña hablando sola - me interrumpió Julia cuando mostré incredulidad.
No podía ser. No podía.
¿Julia? ¿Julia la de la cara gorda y cuerpo delgado? ¿La del colegio rival?
Algo parecido a la enfermedad mental irrumpió en mi cerebro. ¡Julia era imaginada! Ni siquiera se podía llamar amiga a eso ¿O sí?
La miré y en efecto me di cuenta de que no era de verdad. Había algo en su palidez azulada que hablaba de mentira e invención. Había mucho de irrealidad en aquella amistad.
¿Por qué me inventaría yo algo así? ¿Qué le faltaba o sobraba a mi vida para tener que tirar de un archivo imaginado?
-Así que amiga imaginaria...- dije con media sonrisa sin dejar de mirarla.
- Eso parece- dijo Julia con ternura en las pupilas.
-Entonces... Esto es una despedida.
-Debería.

Sí, me hacía mayor. Debía renunciar a ver e incluso a sentir realidades que no existían.
-¿Te puedo dar un abrazo, Julia? Un último abrazo...
-Claro, dijo sonriendo plácida.
Nos abrazamos y sentí que en efecto olía a infancia, a colonia de niños, a sudor dulce.
Y entonces sucedió.


Lo más horrible que me ha sucedido en la vida, lo más terrorífico: Al despedirse por fin comprendí todo. Quien soy en realidad y la dimensión de las cosas de verdad.
Me dijo con voz templada:
-Me ha encantado que seas mi amiga imaginaria todas esas tardes, tener a quién contar los secretos y las leyendas que conozco. Pero mi familia está preocupada porque dicen que tengo demasiada imaginación. Tú no existes, yo te he inventado. Sé que no estás aquí, que eres mi amiga imaginaria. Ahora debo dejarte marchar y hacerme mayor. Tengo que madurar.

Julia se dio media vuelta en cámara lenta y fui a la frutería asumiendo que no existo, que nunca he existido, que la amiga imaginaria, era yo.
Desde entonces me llevo apareciendo a unos y a otros. Viviendo en este limbo agobiante. Siendo la amiga imaginaria que desechan los demás cuando se hacen mayores. 


Lo dice Diana Aller

PODCAST KILLED IG STAR

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Esto ya no lo lee ni el Tato. Por cierto, he buscado quién fue el Tato, porque no tengo trabajo y puedo dedicar mi tiempo a estos menesteres y he encontrado esto: El Tato fue el apodo de Antonio Sánchez, un conocido torero español que nació y murió en Sevilla. Vivió entre 1831 y 1895. Una de sus principales características es que no se perdía nada, acudía a todas las corridas y a todos los eventos sociales a los que podía. De hecho, ni cuando le amputaron una pierna tras una cogida dejó de asistir a todas las citas que podía ni se apartó de los ruedos.
Bien, pues este blog, que tiene un 10% del tráfico que tenía antaño (y todo guay: gano libertad y pierdo presión) como tantos otros, ha dado paso a otras formas de comunicación más visuales e inmediatas. Instagram sobre todo. ¡Qué preciosidad instagram, qué divertida y efímera parece la vida desde ahí! Lo digo sin ironía. Me gusta la inmediatez, la estética y las ocurrencias de las vidas ajenas. Ver a través de otros, puede ser incluso sano. ¡Ni caso a los agoreros que hablan de las consecuencias luciferinas de las redes sociales!
Además, el mundo no es un lugar tan inhóspito y gélido como pretenden hacernos ver. De hecho, tal vez para contrarrestar esta oquedad hedonista, estamos viviendo un momento de despegue los podcast (Me ha apetecido escribir el plural acabado en s, "PODCASTS", qué difícil de decir. Inténtelo, ya verá qué absurda se siente).


Cada vez hay más y mejores podcast. Tal vez sea por la necesidad de humanizar la comunicación: la vuelta a la tertulia, a la narración de boca a oreja, recuperar el relato en primera persona... Yo desde luego en mis trayectos cualesquiera que sean, voy escuchando podcast. Los que menos me interesan (y los que más hay) son los de misterio y cosas paranormales, aunque alguno cae de vez en cuando.
Aller me invitaron a la grabación de dos podcast y los gocé bastante.
Así que, si les parece (y si no también, que para eso es mi blog que no lee ni el Tato), paso a listar mis podcast favoritos de buenos a mejores, para compartir lo bueno, que es lo que hacemos la gente maja:

10.España: El podcast que grabé para El Estado Mental, del que sólo pude hacer 4 programas.
9. Cualquier podcast de biografías, historia o filosofía.
8. Algunos programas de espiritualidad de Mindalia televisión. Sí amigas, cada vez me sirve, me calma y me instruye más esto de la consciencia, el autoconocimiento y la espiritualidad. A la pregunta ¿Creo que de un tiempo a esta parte se me está yendo la olla con estos temas? la respuesta es sin sombra alguna de duda "Sí". Y también es verdad que desde que leo y practico varias corrientes espirituales soy asquerosamente feliz y positiva. De dar mucho asco y algo de rabia. Por cierto, tardé en comprender que cuando yo entendía "Mindalia televisión, ayuda desinteresada al turista" en realidad decían "Ayuda desinteresada altruista" y me gusta un poco menos, porque me gustaba sentirme turista en esta vida.
7.Los hermanos Podcast (Hematocrítico y Noel Ceballos) especialmente recomendables las biopsias de "Médico de familia" y el análisis del blog de Fran Rivera.
6.Deforme semanal: La versión radiofónica del realitychou dialogado de Isa Calderón y Lucía Lijmaier. Oro líquido.
5. Campamento Krypton: Aunque son totalmente inconscientes de su heterucismo, la forma de venerar la cultura pop y los programas largos como a mí me gustan, hacen que les perdonemos. Se agradece lo bien documentados que están.
4. Pijas Marrones: El programa de Popy Blasco y Gut Derby (Donde grabé aller con el ínclito Iñaki Domínguez). Me parece un acierto que los invitados lleven "un amigo" para descubrir y charlar. Ideón.


3.¡Puedo hablar? Donde también estuve aller. La gran honestidad de Perra de Satán y Esnorquel y lo bien que escuchan, les hacen valedores de uno de los mejores podcast del estado español. Con el de Monstruo Espagueti (este) casi me meo encima. Y me da que va a acabar siendo un magacine audiovisual de éxito, porque es muy lo más.


2. La amiga de mi amiga, el podcast bollerista que le hará enorgullecerse de ser lesbiana o lamentarse por no serlo. Si no lo escucha, usted no merece vivir.

1. Todavía no existe mi podcast favorito, pero se está gestando gracias a Dani Fernández Cañadas, mi futuro compañero radiofónico. Todo llegará.

Lo dice Diana Aller

JUNG Y LA SINCRONICIDAD

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Carl Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en Kessewil, que tiene nombre como de queso y es una pequeña localidad de Suiza muy pintoresca. Su padre, Paul Jung, fue un clérigo rural y poco ha trascendido de su madre fue Emilie Preiswerk Jung. La familia, de educación exquisita, contaba también con varios personajes clérigos y excéntricos.

Con sólo 6 años, el padre inició a Carl en el latín, lo que le sirvió para cultivar el interés por el lenguaje y la literatura antigua. Además de leer la mayoría de las lenguas modernas del occidente europeo, Jung también leía lenguas antiguas como el sánscrito. Era un chico solitario en su adolescencia, no le importaba mucho el colegio y no soportaba la competición. Normal: teniendo lenguas muertas para entretenerse ¿Quién quiere amigos? Pero claro, cuando se matriculó en un internado de Basel, Suiza, se encontró frontalmente con los celos de sus compañeros. Así que empezó a utilizar la enfermedad como excusa, desarrollando y puliendo una inmejorable técnica para desmayarse cuando estaba sometido a presión. Aunque su primera elección de carrera fue la arqueología, finalmente se decidió por la medicina en la Universidad de Basel. Allí conoció al neurólogo Kraft-Ebing, y llegó a trabajar para él. Gracias a su influencia, estudió psiquiatría. Poco después de su licenciatura, se estableció en el Hospital Mental de Burghoeltzli en Zurich bajo la tutela de Eugene Bleuler, padre y en la fecha, conocedor más importante de la esquizofrenia. En 1903, se casa con Emma Rauschenbach. También daba clases en la Universidad de Zurich y mantenía una consulta privada.  Como tantos varones todavía, tenía la suerte de no tener que preparar la cena, fregar los platos o el baño, así que aprovechaba fetén su tiempo, teniendo a una mujer que le hacía el trabajo sucio y además gratis. 


Este alivio intelectual de poder dedicar todo el día a pensar sus cosillas le sirvió para esbozar una teoría sencilla sobre la asociación de palabras. en estas estaba, cuando empezó a leer a Freud, el influencer del momento. Se hizo follower y no paró hasta conocerlo (Viena, 1907). El flechazo fue tan jevi entre ambos, que Segismundo Freud canceló todas sus citas del día, para continuar una conversación que duraría 13 horas continuas. ¡Así fue el crush intelectual de estos dos!
El idilio duró un tiempo, pero Jung era más despegado y con personalidad más fuerte. Freud se pilló mucho más por Carlos Gustavo y se dejó influir a lo loco. 
La teoría freudiana, sin embargo, no llegó a satisfacer del todo a Jung jamás, así que la relación empezó a enfriarse en 1909, durante un viaje a América. Se dedicaban a analizarse los sueños de cada uno, medio jugando, medio en serio hasta que Freud, en un arranque de chulería, se negó a creer las explicaciones de Jung. Entonces, Freud le dijo que debían parar, porque, como buen macho, sentía temor a perder su autoridad. Evidentemente, Jung se sintió insultado. Dejaron de ser amiguis. 


Entonces, más o menos por 1913 (cuando Jung tiene 38 años) y tras una carta de despedida de Freud, Jung tiene una virulenta crisis vital. Como no era una madre soltera, ni una camarera de piso de Estepona, ni una pensionista enferma, este episodio lo vive (y se sigue viendo hoy) como una enfermedad creativa, propia del malditismo de los genios. Esta crisis narcisista y trascendental coincide con un reconocimiento social, una buena posición, una mujer abnegada que le apoya, respeta y defiende y una mansión en la que recluirse…
Pero lejos de entrar en la espiral autocompasiva de los de su ralea, Jung se lo curró un poquito más y decidió explorar sus propios males desde dentro. En lugar de diagnosticarse nada, se inducía a sí mismo su propios demonios.


Durante unos 15 años se dedicó a dejar salir cositas del inconsciente, tratando de darles un hilo argumental. Se dedicó a tomar notas de todo, que terminó recogiendo en el llamado “Libro rojo” (porque literalmente era un libro de piel color rojo).  

Después de la Primera Guerra Mundial y de sus locuritas, Carlos Gustavo Jung se dedicó a viajar por tribus de Africa y poblaciones de América y la India y de todo. Se jubiló en 1946, retrayéndose de la vida pública a partir de este momento hasta la muerte de su esposa en 1955. Él moriría el 6 de junio de 1961 en Zurich. 


El Libro Rojo, en el que Jung indujo activamente sus alucinaciones es un libro raro, a caballo entre consciente e inconsciente, pero sobre todo, es un documento valiente. La mayoría de la gente, en cuanto tenemos un problema, aunque sea simplemente un mal pensamiento, tratamos de aniquilarlo. Miramos para otro lado o si no queda otra, lo afrontamos como nos han domesticado para hacerlo, desde el raciocinio. Lo que hizo Carlos Gustavo fue ahondar en ello y trabajarlo, tomando notas -y dibujos- de sus propios demonios. Sus trastornos, muy posiblemente parecidos a los nuestros, fueron inducidos, explorados y estudiados con sádico deleite hasta llegar a desarrollar lo que llamó “Metonoia”, una suerte de mecanismo de autoreforma espontanea de la mente como método de curación y que justificaba la existencia de la psicosis. 
Pese a que estaba convencido de la valía de su epopeya y autoexamen íntimo, decidió no publicar El Libro Rojo y la familia respetó esta voluntad durante años… Hasta que en 2009 al fin se publicó por Sonu Shamdasani. 


¿Por qué cuento todo esto? No lo sé.
El caso es que estoy tomando una medicación fuerte. En realidad no es fuerte, soy yo la floja. Bueno da igual. Y como siempre estoy muy arriba, se me hace raro cuando no es así. Y como llevo ya años con esto de la espiritualidad, me he dado cuenta de que sacar partido a esta situación es muy Jungiano. Y estoy haciendo lo que me ha enseñado F a hacer: forzar la máquina, ver cómo y dónde puedo caminar con mis miserias. (Bueno, F lo hace con sus resacas, que las goza para bien y mal como Jung sus crisis).


El Libro Rojo está lleno de visiones tan ricas y llenas de información que sirvieron para que Jung cartografiara sus propios métodos -mentales- no para sanar, sino para seguir induciéndose su propia inestabilidad. Y demasiadas veces vemos -en los demás siempre, por supuesto, nunca en nosotros mismos- que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida.

Si alguien que lea esto ha estudiado o leído Un Curso de Milagros, sabrá que el destino nos enfrenta una y otra vez a los mismos “errores”, cada vez en mayor escala, para que de una vez por todas los traspasemos. El ejemplo más claro suele ser el de la pareja, el espejo más evidente de la vida: Una y otra vez tropezamos con la misma piedra. No estoy llamando piedra a nadie; me refiero a que reproducimos los mismos problemas una y otra vez con cada una de nuestras parejas. Y hasta que no atravesamos esa “psicosis” particular, se nos repetirá el patrón una y otra vez y encima, cada vez más fuerte.

Pues esto mismo es lo que explicaba Jung. Él venía a decir que los hechos negativos, desgraciados o incluso agónicos fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario, para poder aprender el mensaje del drama sucedido. De ahí la máxima que una vez que pillamos, ya tenemos el sentido de la vida en nuestras manos: Lo que se niega somete, lo que se acepta transforma.
Decía Jung y dice UCDM, que quien no haya pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca.


Pero en realidad, yo y el efecto de mi medicación, queríamos hablar de la Sincronicidad, tal y como adelanté hace unas cuantas entradas.
Y es precisamente la Sincronicidad el punto de partida para todos estos pensamientos en los márgenes de la filosofía y la magia:
La Sincronicidad, dicho finamente sería la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera no causal, que no se puede explicar pero que tiene cierto sentido para la persona que los observa. Dicho de forma coloquial: Usted piensa en una persona que hace 6 años y medio que no ve, y a continuación aparece cruzando la esquina.
Jung llegó a la conclusión de que hay una íntima conexión entre el individuo y su entorno, y en determinados momentos ejerce una atracción que acaba creando circunstancias coincidentes, teniendo un valor específico para las personas que la viven, un significado simbólico o siendo una manifestación externa del inconsciente colectivo. Solemos achacar estas cosas a la casualidad, al azar, la suerte o incluso a la magia, según nuestras creencias. Pero lo que viene a explicar Jung -esa persona que se pasó induciéndose visiones malrolleras casi 16 años- es que la sincronicidad nos representaría en el plano físico la idea o solución que se esconde en nuestra mente, maquillada de sorpresa y coincidencia, para así ponernos fácil llegar a ella.


Otra cosa es que no queramos interpretar esas señales, empeñados como estamos en trazar un camino propio, que en realidad son “resistencias”. UCDM ahonda muy bien en esta idea: La realidad (o el destino, o Dios, o lo que crea usted que es el principio de la existencia) dispone un camino perfecto y unificado con el el resto de seres y cosas. Nos bastaría ver, escuchar y seguir todo cuanto se nos ofrece. Atender a esas señales y fluir con ellas. (Da vértigo al principio, pero, sin racionalidad mediante, sorprende lo bien que funciona) Sin embargo vivimos empeñados en resistirnos a ese plan divino que el destino nos reserva en su infinita perfección. Y nos volvemos a enfrentar a los mismos problemas una y otra vez, y la vida nos los muestra de una forma más potente en cada caso. 
La crítica a Jung, es la misma que se hace a UCDM y a la mecánica cuántica: Al no someterse al estricto dictado de la lógica, no es demostrable, ergo no funciona. Los resultados, en mayor o menor medida, nos dicen lo contrario. Todos vivimos varias experiencias sincrónicas al día, aunque la mayoría las pasamos por alto. Si tuviéramos un cuaderno rojo y la vida resuelta, es muy probable que encontráramos un sentido vivencial único a cada uno de nuestros días. 


¿No le pasa a usted algo que le hace pensar “es imposible que esto sea una simple coincidencia”?. Es como si el universo nos estuviera guiñando un ojo, como si, de pronto, se alzara ante nosotros una respuesta que a su vez conlleva otra pregunta. Jung no llegó él solito a su explicación del fenómeno, sino que tuvo largas conversaciones sobre ello con Albert Einsteiny con el físico Wolfgang Pauli, en las que exploró la relación entre la sincronicidad y algunos aspectos de la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. (Es evidente que tenían el bien más preciado, el que endémicamente nos falta hoy: el tiempo). Carlos Gustavo Jung tenía la intuición de que la vida estaba guiada por un orden profundo (al que llamó unus mundus) y que las personas debían llegar a comprender su lugar en ese orden.
La sincronicidad nos exige, además, poder ver patrones no causales sino de significado. La pregunta es: ¿yo les estoy dando significado o hay un significado intrínseco que está emergiendo de esa experiencia? Imposible saberlo, claro. Es lo que tiene trabajar fuera del método científico. 

Las teorías espirituales de UCDM (ya hay varias escuelas y corrientes dentro del movimiento) vienen a decir que una experiencia sincrónica suele venir a nuestras vidas cuando menos lo esperamos, pero en el momento exacto, cambiando en ocasiones la dirección de nuestro camino e influyendo en nuestros pensamientos. Si no estamos receptivos, no sabremos utilizar esa experiencia. De ahí las “resistencias”, los autoboicots que nos infringimos sin saber. Nos empeñamos en dedicarnos a una cosa, o tener un determinado tipo de pareja… En lugar de escuchar al universo, que tiene para nosotros la mejor de las opciones para nuestra plenitud vital. 

Esta intuición llevada a máximos frente a la razón, llega a su máxima expresión por ejemplo en las tiradas de Tarot o tantas otras artes adivinatorias, que no son tal, son más bien una interpretación racional para dar sentido artificialmente a lo meramente fortuito. Mis amigas ZAS! andan ahora escuchando con atención científica a la baraja gitana, una maravilla de conexión racional con nuestro destino. Y no se me ha ido la olla, no creo que el futuro dependa de un dibujo en una carta… Pero estoy firmemente convencida de que el inconsciente crea una comunicación entre la realidad y una representación cualquiera. La atención que consigue por ejemplo el tarot gitano, es una forma salubre de dejarnos fluir, estar abiertas a la posibilidad y forzar una sincronicidad que nos sirva de guía.

En lugar dude empeñarnos en doblegar la realidad, nos situamos en un lugar de escucha, de apertura y dejamos fluir el destino, o al menos, nos abrimos a la posibilidad de la Sincronicidad. 


Vivimos constreñidos a una realidad artificial, ya lo sabemos. Pasamos horas y horas interactuando con nuestro mundo exterior de ruido, exigencias, personas, situaciones con las que “tenemos que tragar” sin posibilidad de guiarnos por nuestro libre albedrío. (Porque terminaríamos cometiendo delitos muy feos, ya se lo digo yo) Si no cultivamos un espacio íntimo de contemplación y escucha, acabamos con taritas muy desagradables: estrés, mindfullnes, diazepam, cocaína, Netflix… Necesitamos “soltar” por algún lado y lo hacemos de forma culposa y compulsiva.  Todos deberíamos hacer como Jung y permitirnos "perder el tiempo", escribiendo/dibujando nuestros pensamientos y dejándonos devorar por ellos para ver hasta dónde nos llevan. Al cultivar nuestra creatividad no podemos inventar algo "de la nada", por eso la imaginación puede ser una poderosa fuente de información. Esta misteriosa facultad que nos permite ver imágenes que están fuera del alcance de nuestros ojos (existan o no en el "mundo real") es un puente privilegiado a nuestro inconsciente, así como al inconsciente colectivo (muy Jungiano también). Y todas las teorías esbozadas aquí vienen a exhortarnos a soltar un poquito el control: dejarnos llevar y escuchar al universo. 


Si usted ha leído hasta aquí, enhorabuena, póngase en contacto conmigo y le doy 5 euros por la molestia. Pero sobre todo, si le recetan algo para vértigos y náuseas, cerciórese de que no le afectan demasiado, porque corre usted el riesgo de pasar el tiempo pensando y escribiendo cosas que a priori no tienen utilidad ninguna. Y eso, ya lo sabe, está mal visto. No hay peor afrenta al sistema que hacer algo que no produzca rédito alguno. Le voy a pedir al universo más abundancia todavía, porque intuyo, que aun puedo arañar más. Gracias por estar, por leer, por ser. (Y atentx a la sincronicidad, ¡está por todas partes!)



*Todas las imágenes que ilustran esta entrada son obra de Margaret Keane

Lo dice Diana Aller

22 USOS DEL BICARBONATO

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Como sé que ustedes son de intereses amplios como los océanos, aquí he glosado una información muy útil sobre el bicarbonato de sodio, una cosa fantastiquísima:

1.Se puede usar como levadura de bollería. Quede claro que esto no es una metáfora de nada. Es tal cual: hace que los bizcochos tengan más aire y sean más esponjosos que con la levadura tradicional.
2.Suaviza la piel de las manos. Mezcle 3/4 de bicarbonato de sodio y 1/4 de agua. Aplique la pasta sobre sus manos y enjuague. Conseguirá unas manos de geisha en tiempo record.
3. Puede tangar a sus clientes si usted se dedica a traficar con cosas. Cualquier mercancía cortada con bicarbonato, queda bien. 
4.Sus propiedades alcalinas se usan para afecciones como la acidosis metabólica (enfermedad en la que el cuerpo produce demasiado ácido, normalmente porque los riñones no funcionan como es debido).
5. Fungicida para plantas: Diluido en agua y aplicado  a los rosales, sirve para combatir las manchas negras de hongos, o en árboles o plantas frutales cuando éstas comienzan a aparecer.
6.Prepara la piel para un coito agradable o alivia el cansancio tras una caminata, una noche de juerga o un peregrinar cristiano: Basta llenar la bañera de agua calentita y echar media taza de bicarbonato. Esto neutralizará los ácidos de la piel, aliviando dolores, comezones y toxinas. Si encima se echa media taza de vinagre, la piel queda suave y relajadita, perfecta para ser mancillada como le guste a usted. 


7.Es un exfoliante maravilloso para cara y cuerpo. Se mezclan 3/4 de bicarbonato y 1/4 de agua ¡y a frotar como una posesa con movimientos circulares!
8. Un problema muy común que va a ayudar a mucha gente: Para eliminar el césped salvaje, se pone una capa gruesa de bicarbonato en la hierba a eliminar y en unos 2 o 3 días el césped debería comenzar a morir.
9. Para eliminar la acidez estomacal. Bicarbonato en vaso de agua natural. Se bebe y solucionado. 
10. Quita los malos olores al calzado. Basta con espolvorear una o dos cucharadas en los zapatos mientras no se usen y se remueve el bicarbonato antes de usarlos.
11. Contra los parásitos de plantas y arbustos. Se diluye una cucharada grande en un litro de agua y se pulveriza o espolvorea un poco sobre la superficie del sustrato. Y ya.
12. ¿Qué no hay desodorante a mano? Pues aquí está el bicarbonato, mucho más barato, inodoro y muy eco. Se mezcla una pizca de bicarbonato de sodio con gotitas de agua y se aplica directamente en las axilas y todo perfecto para prevenir el olor cebollino durante una jornada (o una noche) enterita. 


13.Reduce la sensación de cansancio en los pies. Sumerja sus pies en un recipiente con agua tibia y tres cucharadas de bicarbonato de sodio. Frote y deja reposar durante unos minutos. Agregue unas gotas de aceite esencial de lavanda y ya casi volará. 
14.Alivia las picaduras de insectos. Se hace una pasta con un poco de bicarbonato y agua y se pone sobre la picadura. Esto ayudará a aliviar el picor. 
15.En los frigoríficos de Erasmus, estudiantes y gente despreocupada en general, se acaban mezclando olores no muy agradables, máxime si la nevera no se limpia. Una tacita con bicarbonato discreta en un rinconcito, y arreglado.
16.Como dieta temporal de adelgazamiento: Conste que estoy en contra del concepto “dieta para adelgazar”, por mil cosas, pero sobre todo por su inutilidad. El caso es que dicen que preparando cada mañana, en ayunas, un vaso de agua con una cucharada de bicarbonato y el jugo de medio limón, ayuda a alcalinizarnos: El bicarbonato tiene un pH muy alto. Dado que nuestro cuerpo tiene un pH natural de 7,4, se le puede considerar básico, y por ello los alimentos con pH altos lo alterarán menos. 


17. Fortalece las plantas. Consigue unas fotosíntesis que da gloria verlas (y por tanto fortalece la planta y favorece que crezcan más hojas). Primero hay que probar en las hojas, porque a algunas plantas no les sienta muy bien la cosa. Hay que hacer una mezcla con un poco de bicarbonato con vinagre. Si en 24 horas la planta se ve bien, ¡a seguir con el proceso!
19. Para alejar hormigas, conejos o cucarachas de un terreno, basta con esparcir un poco de bicarbonato en la tierra del jardín: ya no se acercarán ¡jamás!. Bueno, en un tiempo.
20. Limpia los suelos como nadie. Se elimina la suciedad sin dejar rayones con media taza de bicarbonato disuelto en agua tibia en el cubo de fregar.
21.Deja la ropa, peluches y alfombras como nuevos –sin manchas ni malos olores–. Para la ropa, hay que agregar media taza de bicarbonato de sodio al jabón líquido; para los peluches (qué depresión tan sórdida, lavar un peluche), espolvorearlos con bicarbonato y dejar reposar 15 minutos, retirar después el bicarbonato con un cepillo y listo; y para las alfombras, hay que espolvorear toda la superficie y dejar reposar durante la noche, luego se barre la mayor cantidad posible y se aspira el resto. 
22.Como pasta de dientes barata y además más blanquean que cualquiera del mercado.


Lo dice Diana Aller

DINERO

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No estoy borracha pero igual debería estarlo. Borracha, insomne, drogada, yo qué sé. Pero siento esa lucidez refulgente como de estrés pre traumático; como si se avecinaran tormentas emocionales. Nos han engañado. Con el amor, con la familia. Con el dinero sobre todo. Tenemos una relación turbia, manchada de sangre, voraz. Todos somos unos putos interesados con el dinero. Más, menos, a ratos, por etapas… pero todos. Es la relación más absurda, la pareja más sórdida. Nunca nos satisface y además nos hace dependientes. Como si fuéramos yonkis cántabros de los 80, como si no conociéramos el significado bonito del verbo “querer”. Nos creemos emancipados, libres, espontáneos. Y bailamos al son que nos marcan los yenes, los dólares, los putos euros. Una casa, y que sea grande; un coche imposible; hay que pagar la luz, el móvil, ropa de Mango que no necesito, una fregona, fondo común para el regalo de cumpleaños de alguien a quien preferiríamos hacer un dibujo naranja y rosa; copas que no sé ni lo que cuestan y pago con el móvil a las 3.37 de la mañana; tres taxis en dos días. Casi 22 euros en Día% que ahora que lo pienso ya no se llama “Autoservicio Descuento”, debe ser porque ahora son como los Carrefour que crecen como amapolas y compiten en horarios y precariedad con los bazares chinos. El dinero es lo que nos define y lo que nos separa. Gasto, ahorro, caro, billete, sueldo, consumo, monedas. Pensiones, paro, finiquito prorrateo, rebajas, inflación, comercio. Dinero. Nos han metido tantas mierdas en la cabeza que no sabemos distinguir entre lo que es verdad y lo que es inventado: hay que ahorrar, hay que consumir, hay que trabajar. Menos es más ¿Desde cuándo? Menos es menos y más es más. Que sí, que está muy bien la mentalidad cristiana de la austeridad. Que la izquierda dice que los ricos son malos. Se deben creer que los pobres han salido de una novela de Dickens y son todos buenos. Pues no. Tías, que no os engañen: el amor no son cuidados gratuitos a los demás. El amor es que te sorprendan con una ensaladilla rusa y tres croquetas cuando no lo esperas. Que te dejen con los ojos en blanco segundo y medio. Quien bien te quiere, te hará descojonarte viva. El dinero no es un valor, no es una moneda. No nos engañéis: Queremos dinero, trabajo nos sobra. Yo soy yo y mi dinero y el tuyo ni me impresiona ni me compra. El dinero no te hace feliz, pero su ausencia te hace desgraciado. El dinero es tóxico, es la droga más chunga que existe. Me quiero meter todo el dinero del mundo. Quiero pasar el mono metiéndome más. Quiero ser una mendiga millonaria para reírme de todos los pobres con ropa de marca. El dinero todo lo puede. El dinero nos pertenece y nos lo están robando. Nos tienen anestesiados gastando para enriquecerse a nuestra costa. Cada vez hay mayor número de pobres para que los ricos vayan acumulando cada vez más. Y todos asintiendo mirando una pantalla, dopados de narcisismo. No es política; ni siquiera es justicia. Es una locura muy gorda; civilizaciones y civilizaciones matándose y sobreponiéndose al vil metal… A los humanos se nos fue estrepitosamente la olla hace demasiado. Heredamos una deuda y adoración al dinero imposible de medir, imposible de despegarnos. No estoy borracha, pero debería.



Lo dice Diana Aller

AÚN ESTÁ USTED A TIEMPO DE PREPARAR ALGO GUAY POR SAN VALENTÍN

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Que sí, que el día de los enamorados lo inventó el Corte Inglés y sus sucedáneos foráneos. Que el amor romántico perpetúa violencias y desigualdades. Que la noción de amor heteronormativo que hemos heredado de las comedias románticas apesta…
Vale, todo ok. 

Pero si algo nos gusta en la vida es una celebración y si es el amor, pues miren ustedes qué bien y qué positivo. Está muy bien cuestionar todo, pero está mejor si después nos quedamos con lo bueno y desechamos lo que nos amarga.

Y yo pienso celebrar San Valentín con mi pareja, a la que adoro, con la que me he prometido amor, respeto y perdón (y casualmente soy yo misma). Y también con mis hijos, con mis amigas y con quien quiero. Y eso que yo, como Naty Abascal, quiero a todo el mundo. 

Si usted va a celebrarlo de algún modo -honestamente, me parece una ordinariez dejar pasar la ocasión sin hacer nada- aquí van algunas ideas, no todas con coste económico.
¡A celebrar se ha dicho! 

1- Si tiene la suerte de tener en su localidad un supermercado Lidl, puede comprar un surtido de chocolatinas fake que imitan los Twix, Mars o Bounty. Puede ponerlos en un platito mono y hacer del postre una celebración calórica que pa qué.


2- Si lo quiere celebrar con su pareja (lo menos importante de San Valentín es la relación con quienes se celebra, no se deje engañar: puede ser su vecina o su fontanero) y además convive con ella, pruebe a esconderle el móvil en un lugar donde no lo pueda oír. Pasará media hora de angustia y terror. ¡Pero ya verá que alegría cuando se lo devuelva! Se le va a ir toda la preocupación de golpe.

3- Si hace buen día, puede comprarse unas pipas Tijuana -que yo creo que tienen heroína, porque enganchan rapidísimo y no hay forma de dejarlo- y sentarse en un lugar público a mirar parejas y calcular cuánto tiempo les queda juntos. Le recomiendo una fanta de limón para contrarrestar el efecto “lengua de alpargata” que dejan las pipas.

4- Puede pasar 5 horas en la web de Renfe intentando pillar unos billetes de avlo para dentro de unos meses cuando ni se acuerde. Igual en lugar de 5 horas, son 27, pero ¿Y la ilusión que le va a hacer en septiembre de 2020 ir de viaje a un sitio sólo porque salía barato el tren?

5- En los primeros dosmiles se decía todo el rato que el desayuno era la comida más importante del día. También se decía que el agujero de ozono era el problema más urgente y que los pantalones de cintura alta sentaban mal… y miren cómo anda la cosa hoy. Total, que para dar una sorpresita a su jefa, a un compañero de trabajo, al cuñado joven o a la suegra de pelo ahuecado de secador, o por supuesto a su pareja, puede contratar un desayuno a domicilio para el mismo viernes 14. En Groupon hay infinidad de ofertas y comer siempre es bonito.

6- Regalo práctico para gente despistada, narcotraficantes, prófugos de la justicia, festivaleros o gente que antepone riñonera al bolso o a la totebag: móvil analógico, pequeño y muy difícil de rastrear. Mis hijos tienen uno y es una monería.


7- Creo que hay en esas tiendas que parecen la entrada al averno que se llaman ALE-HOP y tienen una vaca (¿Por qué tanta sinrazón?) en la puerta: Duchas con cambio de color. Yo tuve una y meterse bajo el agua era como estar en una discoteca desnuda y mojada. Una cosa muy loca, y no muy cara.

8- Yo pensaba que era una exageración, que había más leyenda que realidad en los efectos de la cosmética coreana. Pero mi buena amiga A. me trajo un montón de cremas y mascarillas y desde entonces conjugo el efecto de persona centrada en la vida, el de recién follada con brío y el de mujer que sabe lo que quiere en la vida. Todo esto se ve en el cutis y el cabello desde el primer uso. Lo juro por mi llavero de la Expo 92. Regalar cosmética coreana es dar amor.


9- Llame a su compañía telefónica y amenace con marcharse. Busque un motivo y enróquese hasta que le ofrezcan regalos a cambio de la permanencia. Es el mejor regalo que puede hacer a su pareja más estable: usted mismx. Yo me he regalado así, gratis, un nuevo terminal y un google nest mini, que es un altavoz inteligente para que tengan más controlados todavía mis hábitos, mis datos y mis horarios.

10- Existen innumerables webs que gestionan el poner nombre a una estrella. Es algo muy bonito y muy romántico, pensar que en el firmamento hay una luz viajando de algo que se extinguió hace miles de años. De hecho yo lo hice hace un tiempo para alguien… Sin embargo, se ve que es un poco timo. Pero también lo puede hacer gratis. El efecto va a ser el mismo. Mire en la profundidad de la noche al cielo despejado (es menester que esté sin contaminar). Respire hondo mirando a un punto fijo, da igual si es de oscuridad o luz: Ahí, justo ahí, tiene que haber algo en la infinitud del cosmos. Póngale el nombre de quien quiere: su gata, su bebé recién nacido, su primer amor o esa persona que conoció el jueves pasado. Ya está. Y cero euros, que no es cuestión baladí.

11- Si no se le da bien regalar y quiere tener un detalle con su pareja, le puede dar 5 euros y que se compre lo que quiera.

12-  Si quiere demostrar su amor a alguien mayor de 45, regale un precioso pack de manta eléctrica, gafas de presbicia y parches antiojeras. El mejor regalo es el regalo útil, y esto la gente de edad lo valoramos.

13- Un regalo útil y asqueroso, pero que me causa mucha curiosidad es un aspirador de granos. así, tal cual: aspirador de granos. Si lo pide ya mismo, le llega para el 14 de febrero.


14- Pase un rato con alguien que tiene un poquito olvidado. Preferiblemente si hay diferencia de edad. Un rato corto. En un primer momento le puede dar pereza, pero luego va a agradecer ese ratejo.

15- Yo he amadrinado un burrito que se llama León y es de una raza enana. Es ancianito y vive con otros burros en un pueblo de Málaga. Tengo intención de ir a verlo en cuanto pueda (ahora mismo el centro no recibe visitas). Es un regalo bonito que puede hacer a alguien: amadrinar en su nombre desde 5 euros al mes. 

16- Con tantas apps hemos perdido capacidad de atención y de compartir tiempo en el mundo real. Una cosa bien bonita para estos días todavía invernales es comprar un puzzle de 5000 piezas en Wallapop (o donde a usted le plazca) y hacerlo en compañía. Las tertulias se suceden mientras buscamos dónde encaja cada pieza. Es un planazo increíble, a la altura del dragón Khan (aunque más tranquilo), de una degustación rica y gratuita en el súper o de el olor a leña por la tarde.


17- Una actividad básica, divertida, perfecta para una celebración en pareja o incluso en grupo -y además gratuita- es un encuentro sexual. Llámenme básica, pero a mí follar me parece un plan muy adecuado.


18- Todavía hay quien no se lo ha leído: La colección completa de libros de Harry Potter.

19- Hay un objeto que yo recomiendo a todo el mundo, pero más a quien es responsable de la crianza de niños y/o viaja: Un foulard rectangular que pueda servir de mantel, de bufanda, de hatillo para cargar cosas, de servilleta familiar/pañuelo de emergencia, sábana, almohada o porteador de bebés. 


20- Son moda, pero ante todo son practicidad: Una riñonera. Las hay preciosas como las de Jarapa Jarapa y las hay espantosas.


Lo dice Diana Aller

LA FELICIDAD ERA ESTO

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A ver si termina ya esta adolescencia, que me está durando mucho y me resulta difícil compaginarla con las responsabilidades adultas, los quehaceres maternales y el capitalismo lacerante que se empeña en abrirme heridas que cada vez cicatrizan peor.

Padezco el mismo mal que todos los autónomos como yo; la misma invisibilidad de las mujeres adultas como yo; la misma precariedad que los trabajadores que para ganar el mismo sueldo tenemos que duplicar o triplicar trabajos; el mismo silencio de las familias monoparentales como la mía cuando llego a casa y a nadie le importa cómo me ha ido el día. Carezco de horas del todo libres como todos los damnificados de la democracia y mi futuro se apellida incertidumbre, como el de absolutamente el resto del mundo.

Pero tengo energía juvenil, amigos dispuestos a intercambiar cuidados, conversaciones y risas, una casa preciosa a la que solo voy a pernoctar y ganas de hacer cosas por el placer de hacerlas.

Y soy obscenamente feliz.

Próximamente voy a estar en estos sitios, por si quieren que les contagie alegría o simplemente brindar por el futuro esperanzado (o darles los 5€ que a algunos de ustedes les debo):



*Este sábado 22 de febrero pondré cantaditas punkarras, power pop y rock radikal vasco en el Weirdo a partir de las 23.00 o por ahí. (C/2 deMayo nº6, Madrid)

*El sábado 7 de marzo creo que estaré en Pamplona, en un sitio muy guay donde se come, se bebe, se escucha música y todo muy bien, que se llama La Urbana.

*El viernes 13 de marzo me honra pinchar en el Madrid Popfest (Sala Galileo Galilei) que tiene un cartelón de llorar Depardieu. 



*El viernes 20 de marzo hay concierto de La Furia en el Sol y va a actuar también Virginia Rodrigo y va a tener colaboraciones chachis y yo voy a estar ahí, aunque no sé muy bien haciendo el qué…

*El sábado 28 de marzo se celebra el 28 aniversario del Moby Dick club con actuaciones de Belenciana, y Puto Chino Maricón, y las simpáticas canciones de Monsieur Blaya y las mías. Yo si no fuera yo, también iría.




Lo dice Diana Aller

COSAS QUE ESTOY HACIENDO ENCERRADA -CREO QUE- CON CORONAVIRUS

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*Llevo encerrada en casa 3 días. Desde el lunes con síntomas de Coronavirus. Me he hartado de llamar al teléfono habilitado para ello. He contactado hasta en 3 ocasiones. Me dicen que ya me llamarán. En mi seguro,  lo mismo. No me hacen la prueba porque no estoy grave y el sistema está colapsado. Hoy me han dado baja laboral oficial desde mi Centro de Salud con atención telefónica de mi médico de cabecera. Estoy bien. Enferma, pero bien.




COSAS QUE ESTOY HACIENDO:

- Ponerme las bragas más horrorosas que tengo.
- Aspirar ventolín como si fueran porros.
- Agradecer con fervor beato el urbanismo clásico de Chamberí con terraza transitable en la vivienda.


- Planear una nueva vida, donde el trabajo será sólo un medio y los abrazos el gesto de la victoria.
- Madrugar, comer a sus horas, trabajar, ducharme, establecer rutinas para no enloquecer.
- Enloquecer.
- Racionar el papel higiénico como si fuera una reliquia románica a punto de extinguirse.
- Odiar a los seres queridos que me dicen que vaya al médico. Sé que tienen buena intención, pero ahora mismo soy un arma, una katana, un fusil de asalto... Tengo que ser responsable y mirar por los demás.
- Tomarme la temperatura compulsivamente.


- Todavía no he echado mano de Netflix, ni de porno, ni de cine... Porque estoy sin fuerzas, pero todo llegará.
- Tener conversaciones profundas con dos adolescentes de los que aprendo mucho y que ¡oh, casualidad! son hijos míos y están confinados en esta locura y lo llevan mucho mejor que yo.
- Pergeñar una fiesta, un festival, una vida entera de celebración del fin del Coronavirus.


- Listados de cosas por hacer que no tengo fuerzas para hacer: aprender a cocinar, escribir, limpiar a fondo la casa, hacer fotos que sólo me parezcan creativas a mí, hacer esquejes y cosas de esas que postergo habitualmente y ahora más porque estoy pocha...
- Buscar predicciones de Nostradamus que cuadren con esto; líneas de negocio durante el encierro y empresas que lo peten en un futuro no muy lejano: Expendedores de jabón desinfectante que serán obligatorios, gafas molonas con sensibilidad térmica...


- Creerme que vivo en una película de zombies.
- Acompañar de pan tostado cada plato y cada comida.
- Mirar instagram para olvidarme del tema, por supuesto, sin conseguirlo.
- Comprobar que tengo menos paciencia de lo que creo.


- Reírme mucho cada vez que me acuerdo de lo primero que me han dicho mis hijos al despertar hoy: "¿Cómo está un mago cuando come mucho? Magordito". (¿Soy simple? SÍ)
- Quedarme sin aire cada vez que digo una subordinada. Estoy aprendiendo a hablar telegráficamente.
- Llorar sin saber por qué.
- Llorar sabiendo por qué.


- Leer lomos de libros y no decidirme por ninguno.
- Hacer recuento de cuánta gente he tocado, abrazado, con cuanta gente he compartido espacio vital, bebida, besos, comida en las últimas dos semanas.
- Darme cuenta de lo sociable que soy, de la cantidad de cosas que toco y de los trayectos que hago.
- Cuidar a mi madre desde la distancia.

- Sentirme cuidada.
- Escribir "¿Qué tal te encuentras"? a mis últimas citas Tinder.
- Leer bulos, memes e información veraz sobre el monotema con la misma atención, ilusión y receptividad.
- Mirar los mocos cuando me sueno o las deposiciones cuando cago: la vida tranquila y el recogimiento, me lleva a detener mi atención en las pequeñas cosas.


- Toser como si un alien con forma de alpargata seca me poseyera por dentro.
- Acostumbrarme al soniquete de la tv como si fuera un miembro deficiente de mi familia.
- Esperar vanamente a que me llamen para hacerme la prueba y saber a ciencia cierta si es coronavirus o no.

Lo dice Diana Aller

CUANDO ESTO ACABE

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Oigo la frase "Cuando esto acabe" 22 veces al día. No hago yoga, ni pan; a veces lloro.
Yo también he perdido el trabajo y por ahora no he perdido a nadie cercano.
Me siento culpable de ser feliz en mi casa: un hogar añorado en el que pernoctaba hace sólo mes y medio y en el que ahora aplaudo puntual cada día. Me construí hace casi dos años una fortaleza rosa y dorada, como un prostíbulo moscovita. Una casa amplia, a juego con mis sueños.

No veo conciertos de gente en su casa. No he ordenado ni un sólo armario. Apenas miro Instagram. Adoro más que nunca a mis amigas. Pero no participo de zooms ni skypes ni fiestas solitarias frente a una pantalla.
El otro día -no sé cual porque como el de ustedes, mi tiempo es líquido ahora- hice un gratén de setas.  También he hecho ratatouille y torrijas. Esa no soy yo pero aquí estoy habitándome.
Encerrada con dos adolescentes que como corresponde, viven hacia dentro sin saber todavía descifrar lo que piensan, aunque es lo más acertado que van a pensar jamás.

Yo pienso obviedades y obscenidades. A veces a la vez incluso.
Estamos quietos porque teníamos que parar.
Los necios crispan el ambiente. Agapimú me parece paz espiritual.
¡Qué raros y desleales los sueños nocturnos! Me tienen despistadísima.

Me acuerdo de mis amantes y siento un amor caudaloso por cada uno de ellos.
Me vienen también recuerdos cuerdos y desnortados; felices y amarguísimos.
Como les ocurre a tantos otros, han desaparecido mis ingresos, pero como los héroes, no tengo miedo. No me puedo permitir tenerlo, precisamente por cobardía.

He adoptado una perra. Me digo a mí misma que para darle una vida digna (Tiene unos 8 años, está un poco coja y nunca ha tenido un hogar). Creo que en realidad lo he hecho para tener una preocupación extra. Algunos humanos necesitamos responsabilidades para castigarnos de una forma sibilina. Practicamos un sadismo refinadísimo y cuando está a nuestro alcance la comodidad, hacemos saltar el firmamento por los aires para que las estrellas nos salpiquen encima.

Me han hecho un encargo tan insólito como complaciente: Escribir una película.
Compruebo que no hay nada más pretencioso que querer contar algo único.
...Y sin embargo, qué difícil es dar voz a quien se le desmorona su vida pequeña, cuánta grandeza hay en ese frutero que día a día es protagonista en la misma mesa.

La vida, arrolladora y feroz, todo puede.

La peor noche del coronavirus apenas podía respirar. Creí que no llegaría al día siguiente, porque no podía ni llegar a la puerta.
No sé el mundo que se nos viene encima. A lo mejor nos toca apadrinar un influencer, quedar a beber en las rotondas, vestirnos a diario de Crossfit o cuadrarnos ante el puto "Resistiré". Supongo que harán lo imposible por perpetuar el sinsentido en el que vivíamos antes. Y lo aceptaremos, claro.
Todo me parecerá diminuto y absurdo, creo.
No estoy segura de cómo será el nuevo mundo.

Cuando esto acabe, me quiero enamorar.



Lo dice Diana Aller


EL VALLE NO SE TOCA

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Me parezco más a una marsopa o a un pez manta que a la mente inquieta que puedo parecer. Porque, como la inmensa mayoría, vivo huyendo sin saber de qué y esta cuarentena nos lo ha puesto en portada. Es lo que tienen las pandemias, que nos enfrentan a lo que más nos aterra, a nosotros mismos.
El caso es que ahondando en los demonios propios –gracias San Jung- he investigado sobre cosas que nos aterran y por qué.
Cuando no sabíamos quién era Fernando Simón, allá por 2015, descubrí lo que era la tripofobia. Nunca antes había oído hablar de aquello y a partir de entonces, como suele ocurrir, se convirtió en un comentario puntualmente recurrente en foros de toda ralea. (Ya saben: no hay gente escayolada o embarazadas, hasta que una se escayola o embaraza: los conceptos una vez que son propios, los percibimos sin parar).
Últimamente oigo hablar del Síndrome del impostor igual que hace una década empezaron a turrarnos con lo de la “zona de confort” o la resiliencia. Conceptos postmodernos que me desasosiegan no tanto por su significado, como por los contextos tan bochornosos en los que se utilizan (A la pregunta “¿Soy una maniática del uso lingüístico?” la respuesta es un rotundo “Sí”).
Ese tipo de ideas lo que me hacen sentir es rabia. Como los señoros que gobiernan el mundo, los que no pierden ripio para darnos lecciones a la mínima o los graciosillos con problemas de ego que llevan años respirando por la boca y no ven que el problema lo tienen ellos.
Pero el concepto sórdido que he descubierto en estos días, la chunguez y frialdad al filo de la ansiedad más superficial, es una cosita que se llama Valle Inquietante, que la Wikipedia define profusamente como el rechazo visual que causa en los humanos el aspecto antropomórfico de los robots.
Dicho así, vale. Pero ver este tipo de imágenes da un yuyu raro ¿no? Pues eso es Valle Inquietante:




Los Reborn también son vallecitos inquietantes...


De siempre los autómatas han tenido algo luciferino que causaba un temor extraño… Pero el refinamiento de las máquinas con apariencia humanoide, cada vez más realistas, al menos a mí, me causan auténtico pavor.

Recuerdo con especial aversión el ataquito de ansiedad que me dio la película A.I. Inteligencia Artificial (2001) de Spielberg, una supuesta fábula de Pinocho, que me dejó un mal cuerpo que pa qué.


Fue una persona japonesa, Masahiro Mori, en 1970 quien acuñó el término de “Valle Inquietante”. La tesis viene a decir que cuando la apariencia de un robot es más humana, la respuesta emocional de un observador humano al robot se irá haciendo cada vez más positiva y empática, hasta cruzar un punto a partir del cual la respuesta se vuelve una fuerte repugnancia. Sin embargo, cuando la apariencia del robot continúa convirtiéndose menos distinguible de la de un ser humano, la respuesta emocional se vuelve positiva una vez más y se va aproximando a niveles de empatía como los que se dan entre humanos. Esa curva dibuja una parábola invertida con forma de valle.

R2D2 (llamado Arturito en Latinoamérica, que no me puede chiflar más) tiene su gracia porque recuerda amorfamente a un humano, pero cuando pasamos al nivel hiperrealista de ciertos robots semejantes a humanos, el efecto es espeluznante. Es una persona inerte. Es chunguez pura.
También recuerdo con auténtico espanto los prostíbulos de Barcelona y Madrid de muñecas humanoides: el alimento enfermo de la masculinidad hegemónica encarnado en unas pasivazas con atribución simplemente sexual.


(Por cierto, que lo que más asusta de esta cultura de la glorificación de la humillación femenina en la que vivimos, es que a los pocos días las muñecas estaban ya literalmente destrozadas).
Podemos follar con robots (lo hacemos con satisfyer ¿no?); nos pueden limpiar la casa y algunas máquinas son capaces de crear melodías, jugar al ajedrez, hacer chistes o pintar cuadros.

Pero ¿No es tenebroso cuando tienen apariencia humana? ¿Les ocurre a ustedes también?


Pues ya está, esto era lo que quería comentar hoy aquí.

Lo dice Diana Aller

EL PROBLEMA DE ESPAÑA

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 Procedo de una larga estirpe de españoles. 

(Esto no garantiza nada, pero me apetecía empezar un texto con esta frase)

España en general y yo misma en particular, andamos sumidas en una crisis a consecuencia de un virus del que estamos hartas de oír hablar.

Yo crecí con un retrato del rey Juan Carlos I en cada aula que pisé (y fueron demasiados). En él posaba el monarca con una señora que hacía las veces de mascota, de excusa heteronormativa, de modelo adulto de lo que era España: Una manera única, cerril e hipócrita de entender las cosas, disfrazada de libertad.

En 2020 ni mis estudios (reitero: demasiados) ni España, ni sus instituciones, han demostrado servir de gran cosa. ¿Cómo es posible teniendo un patrimonio -intelectual y terrenal- tan nutrido? ¿Cómo hemos llegado a este perenne "Estado de Malestar"?

En lo personal, ando lidiando con las secuelas del COVID, que no son reconocidas ni para conseguir un simple certificado médico. He buscado alguna asociación de afectados; y la única que hay constituida, basa su ideario en pedir la dimisión del Gobierno. Me planteé crear una plataforma, para unirme a mis iguales e investigar estas malditas consecuencias que arrastro. Pero, sinceramente, no tengo fuerzas. Estoy aprendiendo a parar, a tomarme la vida con la calma que exige mi salud ahora mismo. No me quiero extender con esto, pero al final, estoy encontrando mucho alivio con auto-hipnosis, PNL, meditación y espiritualidad. Cuando esté del todo recuperada, prometo enfocar todas mis fuerzas a ayudar a quienes hayan quedado con las mismas secuelas que yo.

Pero no soy ajena a "lo global", el lugar que habito, con sus leyes y lenguas comunes, con mi irracional matriotismo: España. España es un país sobrecualificado, como sus moradores. Un país increíble, con tortilla de patata con y sin cebolla; con Camarón, con la hora de la siesta, con María Moliner, la monstruosa impronta de Chiquito de la Calzada, atardeceres sobrecogedores en cualquier pedanía, charlas fascinantes mañana, tarde o noche y hasta el adjetivo "abuhado" para describir a quien se le pone cara de lechuza, como mi amigo Vicente en los festivales. España es una pasada. Pregúntenle a James Rodhes si tienen alguna duda, que gustoso les responderá.



Pero este año no se nos está dando bien. Nos ha enfrentado de cara con todas nuestras flaquezas.

Tenemos esa gallardía que nos hace posar con galones de cara a los demás, mientras que nos movemos por chanchullos, estafas, pillaje. Es el ejemplo que hemos tenido reinando siempre. 

Creemos que "libertad" significa criticar. Y creemos que si criticamos, nos situamos por encima. Y no se les ocurra a ustedes incurrir en el error de felicitarnos a nosotros mismos. Y si lo hacen, recuerden arremeter contra otros: Si aplauden a la sanidad pública, métanse con la privada (no se molesten en movilizarse por una gestión transparente, digna y universal). Si vota a un partido, no olvide llamar fascistas a los contrarios.

Entendemos que las normas de nuestros dirigentes son preceptos autoritarios que por supuesto, tenemos que criticar antes que cuestionar y en ningún modo sumarnos o trabajar por afinarlos. No entendemos las normativas como algo común a todos, dúctiles, necesarias como punto de partida. Son una maldición del enemigo, no un necesario paraguas de protección de nuestros semejantes y nosotros mismos.

Nos indignamos con los botellones y las ocupaciones (qué raro este empeño por señalar ahora a los "okupas malos", por cierto), acusamos cual agentes de la gestapo a quien se saltaba el confinamiento sin saber su situación, pero "yo me reúno con mi familia, mis colegas o quien sea" y nos abrazamos, compartimos una parrilla, un porro, un chalé... sin mascarilla. Como Juan Carlos I. De cara a la galería nuestra heroicidad consiste en estar por encima de gobiernos y poderes. "No tienen ni idea" decimos. Por detrás seguimos la cartografía de nuestras propias apetencias.

Así no se avanza.

Precisamente, ahora es el momento de arrimar el hombro, obedecer(*) y observar. Aprender. Y sobre todo, ser flexibles. Adaptarnos, ofrecer antes que exigir, asumir la improvisación como un valor positivo y poner en práctica toda la tolerancia que hemos tenido con los Borbones. En lugar de alimentar la crispación que sólo fortalece la crisis, trabajemos el sentido común, que visto lo visto -y hablo desde la terapia post covid que estoy siguiendo- es lo único que nos sacará de esta crisis.

Redireccionemos la energía donde hace falta, que es empezar a reconstruirnos antes que liarnos a hostias (dialécticas, metafóricas o reales). Por favor se lo pido.

Procedo de una larga estirpe de españoles. Y no me ha servido de gran cosa, qué pena.

(*) Obedecer es siempre el primer paso. No puede haber una desobediencia útil, si no se aprende a obedecer.

Lo dice Diana Aller

COSAS QUE PASAN -DE VERDAD- EN EL AMOR Y EN EL SEXO 17: EDICIÓN PANDEMIA

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-"El sexo es la broma más grande que Dios ha gastado a los humanos" (Bette Davis)

-Dicen que la mascarilla favorece, porque idealizamos la zona de la cara que no vemos. Pero es una mentira gorda como Teo Rodríguez. ¿La verdad? Son como las gafas de sol: hay gente que le favorece y gente a la que no.

-Cuando al fin (¡Al fin!) tengo una cita y resuena el "Aleluya"de Haendel a todo volumen en mi cerebro, me viene la regla.

- Netflix, alcohol y sobre todo Tinder, jugando con nuestra dopamina todo el día. ¡Amos ya!

-¿Cómo es esa gente que se queja de que su pareja no le hace caso? O sea ¿De verdad? Yo llevo desde 2012 sin pareja y aquí estoy con toda mi dignidad.

-El confinamiento en términos estadísticos ha roto 10 veces más parejas que las infidelidades. ¿De dónde saco el dato? De donde todo lo bueno: hablo sin saber.

-"Un intelectual es una persona que ha descubierto algo más interesante que el sexo" -Aldous Huxley- (Y nos creíamos intelectuales...)

-Conversación de un esclavo y una ama BDSM:

-Pégame.

-No.

-Vale que los amores imposibles son los más bonitos. Pero hay veces que nos interesa follar y no la belleza platónica.

-¿Estado Civil? Su tabaco, gracias.

-Tengo un amigo que asegura que el día de máxima excitación sexual es el día de resaca. Desde que me lo dijo, me pasa igual. Cachis la mar...

-¿Qué buscan esos tíos que al follar sólo miran su propia polla? ¿Qué buscan? ¿Se les ha perdido el wifi, la dignidad, la educación, el condón?

-Te quiero, pero me cierran ya el Mercadona, sorry.

-Las frases más disuasorias de Tinder:

*Mido 1,81, que parece que importa por aquí.

*Si no vas a hablar, no des al like.

*Abstenerse tías poniendo morritos, Barbies de gimnasio, reguetoneras... (Después hay que ver a los modelos de Calvin Klein que escriben esto, claro)

*Viajar, leer, Netflix (¡Guau!)

*Casado. Morboso. (Puagh. Poto. Poto con tropezones)

*Canción de Culto: Bohemian Rapsody, Queen (¿De verdad?)

-Dice la gente que se droga que cuando sale con un claro objetivo sexual, éste se disipa a la segunda toma. Cuentan que a cierta hora, ante el binomio sexo o seguir drogándose, la gente prefiere lo segundo. Eso dicen...

-No me acuerdo ni de su voz, pero no se me va de la cabeza.

-Si no habéis aprovechado esta pandemia, metidas en casa y sin bares, gastando las bragas más feas que tenéis, no sabréis dirigir una empresa, ahora que toca ser emprendedora. 

-Me cansa mucho el -absurdísimo- argumento de "es joven y soltera: puede hacer lo que quiere". ¿Acaso las casadas y/o mayores no tenemos libertad? ¿No existe en esas cerriles mentes la noción de pareja abierta, sologamia feliz, libertad adulta, etc?

-APF: Santiago Abascal, Cayetano Rivera, Inés Arrimadas, Kiko Matamoros... ¿Cuántos APF conoce usted?  (*APF=Asquerosos pero follables)

-Tenemos muy desatendido el cuello últimamente. ¡Colegas: el cuello es una zona muy erógena!

-He encontrado por ahí unos datos que dicen cuál es la mejor hora para practicar sexo: A los 20 años, el pico de energía es mayor a las 15:00 horas. Entre los 30 y los 40, a las 08.20, ya que la luz de la mañana aumenta la testosterona en ambos sexos. De los 40 a los 50, el gran momento es a las 22.30, que es cuando se libera más oxitocina, la hormona del amor. De los 50 a los 60, la hora ideal es justo antes de irse a dormir, para favorecer el descanso. A partir de los 60 recomiendan las 20.00, pero no dicen porqué.

-Te habla de un viaje a Bolivia, mira al techo, gesticula con sueño acumulado en los párpados... Estira sus brazos largos en tu cama arrugada. Y tú sólo piensas en capturar ese momento, en que ojalá exista Dios y te lo muestre de nuevo al llegar al cielo.

-Follar por follar no es follar al cuadrado. Para nada.

-¿Por que nos gusta lo que menos nos conviene? ¿Por qué?

-Si ya era duro seleccionar en el mundo pre-covid, ahora es un milagro dar con alguien que merezca la pena. Hay una desesperación marchita y rara en estos tiempos aciagos.

-Gente que pretende impresionar y seducir con dinero. Es como seducir, yo qué sé, recitando a Calamaro o regalando una sartén.

-Tengan ustedes cuidado con lo que desean. Es facilísimo que se cumpla.

-Tinder está más on fire que nunca. Desentrañar sus secretos, su algoritmo y la fórmula mágica para coleccionar un máximo de matches, se ha convertido en un tema serio de investigación.

-Pasar de los 40 años y quedar en un parque para tener sexo al hacerse de noche. ¿Regresión? ¿Imbecilidad? ¿Generación perdidísima?

-El caso Mainat es demasiado guay como para ser cierto.

-Camina ingrávida y vaporosa. A veces parece despistada, normalmente perdida. No es consciente de su atractivo. Ni de que le sobra heterosexualidad y le faltan tres gin tónics y una bollera que le guíe en una noche tonta de otoño.

-El amor más puro y más férreo que hay, a prueba de todo: ni parejas ni familia: Los amigos y amigas, la gente elegida para crecer, para disfrutarse, eso sí que es AMOR. Del de verdad. (Como dice Brigitte Vasallo ¿Qué es eso de decir "Somos SOLO amigxs"?)

-Cuidadito con lo que consideramos porno mainstream. Estamos normalizando cosas que no lo son.

-Querer enamorarse y no poder. Poder y no querer.


-Amigas, si un chico os pide sexo anal, acceded siempre. (Siempre que se dejen penetrar ellos primero)

-Nos creemos muy liberados y maduros, muy capaces todo. Quedamos con una persona desconocida y acabamos teniendo una sesión de sexo desbocado. Y luego llevamos meses mirando con deseo a alguien y no nos atrevemos ni a cruzar la mirada. Somos unos incoherentes.

-Las pandemias van fatal para las parejas. Pero casi peor para quienes no tienen pareja.

-Hay dos tipos de personas: los que follan bien y los fans de Rafa Nadal.

-Ni festivales, ni bares, ni discotecas, ni conciertos ni botellones. ¿Qué hace la gente de 16 a 25 años?¿Cócteles molotov?

-La Isla de las Tentaciones ha puesto en el punto de mira la toxicidad heteronormativa, al punto de parodia. Ojalá se goce con espíritu crítico. (Conocer a Olaya Rivas es una de las mejores cosas que me ha pasado desde que vivimos en pandemia, por cierto).

-Es mejor decir a tiempo "Eres increíble y ha sido guay conocerte. Eso sí, ahora no es mi momento. Ojalá lo fuera" que evitar sufrimientos innecesarios que nadie merece. Las expectativas, como las hemorroides, cuanto más crecen, más duelen.

-¿No le ha pasado a usted enamorarse fuerte de doler el corazón y sentir que el universo se achica en el interior del cuerpo y se expande al infinito sin gravedad? A mí no.

-Hay tristeza y preocupación. Hastío, miedo. Hay que ser fuertes. Animar, ayudar. Unirnos, luchar. El sentimiento de pertenencia, arroparnos... Esos son los pilares emocionales que necesitamos ahora.

-La infidelidad de mis amantes no es mi problema. Bastante tengo con lo mío.

-Hoy mismo lo he hablado con J y con V: Avisar con un escueto "Me voy a correr" es una cuestión de educación y buen tono. Hay que hacerlo siempre.

-Fantasías sexuales muy por debajo de ser fantasías. Enfermedad patológica. Desorden intimísimo. Vergüenza propia. Nuestros cerebros son una basura, reconozcámoslo.

-Tropezar infinitas veces con la misma piedra. Así se resumiría la vida sentimental de un altísimo porcentaje de gente.


-"El amor es emoción y el sexo acción" (Madonna)

-Una de mis cuentas favoritas de Instagram es la de Román que no sé cómo se apellida. En su perfil, que se llama "Filosofía nivel usuario" desentraña con certera puntería las pulsiones humanas, sometiéndolas al delicuescente yugo filosófico. He aprendido más ahí que en 30 años de relaciones afectivo-sexuales.

-Qué lío lo de Miguel Bosé y Nacho Palau. Eso pasa por comprar hijos envasados en mujeres menesterosas. Y por ser negacionista igual también.

-En las fotos de Tinder era un supraser. En la realidad es un mikolápiz.

-Cuánto halo de erotismo han perdido los políticos últimamente ¿no?


-Por su envergadura, la ballena azul tiene el récord en cuanto a tamaño de pene, con 3 metros de largo y uno de diámetro. Peroproporcionalmente, quien gana es el piojo, cuyo miembro viril puede superar en 50 veces su propio tamaño. 

-Canciones que nos hacen creer en el amor. Qué inventazo la música, joder.

-Llega un momento en la vida en el que revalorizamos los besos. Besos encendidos y azules. Besos húmedos, blandos, lentos. Besos heridos de muerte. (Mátenme por lo que voy a decir ahora, que ya me da todo igual: Me flipa la canción de "Besos" de El Canto del Loco)

-Al menos una vez en la vida, hay que follar en catalán.

-En unos días es mi cumpleaños. No soy materialista, no quiero regalos. Me conformaría con que te corrieras en mi cara.

Lo dice Diana Aller

Estoy cansada y escribo poco. Pero si quieren más, aquí tienen los capítulos anteriores:

1, 2, 3, 4, 5, 5 bis6, 7, 810, 11, 12, 12bis14, 15, 15 bis 16


ENORMES SOLUCIONES PARA GRANDES PROBLEMAS

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Para superar una ruptura de pareja: 

Tras una ruptura de pareja, usted va a vivir un duelo, que puede ser tan doloroso como el de una muerte cercana o incluso más. Porque -sobre todo al principio- amenaza la posibilidad de volver y recuperar la paz interior. De poco sirve explicarle a usted que una ruptura es una puerta abierta a un florido destino. Que las oportunidades afectivo-sexuales tienden a infinito y que se inicia una época de autorreconstrucción maravillosa. A usted el cuerpo le pide stalkear las redes sociales de esa persona que ya no es su pareja, escuchar canciones deprimentes y trabajar la autocompasión y el victimismo a niveles de Lucía Etxebarria. Pues aquí vengo yo a decirle que no, que lo mejor que puede hacer es sentarse cómodamente, desactivar notificaciones y visionar "Chicas Malas" (2004). Como ya sabrá, la película no trata precisamente de historias de amor. Pero es igual, es lo más terapéutico tras una ruptura. Tiene un efecto sanador flipante. Ya, después, puede tirar hacia "Clueless" o "Aterriza como puedas" o lo que quiera, pero nada de seguir sus instintos. Eso es lo más contraproducente: Ni se emborrache, ni compre con compulsión, ni mire si su ex está conectadx o no.


Para encontrar trabajo

Lo primero es pararse a pensar un buen rato. No se trata de buscar lo que sea, sino identificar objetivos. No se crea esas historias de gente "que se reinventa". Eso sólo lo pueden hacer los pijos, que pueden permitirse que una idea no salga adelante. Por eso le digo que tiene que pensar, bolígrafo y libreta mediante, en sus capacidades, en lo que le interesa, sus contactos y facilidades en los mercados a los que opta... y no se pierda en todo lo que se supone que hay que hacer. Invente su propio método centrándose en el resultado. Si le dedica un par de días a esta labor, su vida puede mejorar bastantito. ¿Que la cosa está chunga? Sí, mucho ¿Que vamos dejarnos arrastrar? Ni de coña. Hemos venido aquí a darlo todo. (Busque en ese pozo ponzoñoso que es la interné cómo crear estrategias y objetivos: ya verá qué cosa tan bonita).


Para evitar las pérdidas de orina en la senectud

Ahora nos da igual, pero no debe ser agradable llegar a vieja y mearse con cada estornudo. Y es ahora cuando podemos evitarlo. Lo primero, primerito, hay que ejercitar el suelo pélvico. Que mucho nos obsesionamos con no tener la tripa hinchada y blanda, pero el coño nos da igual porque está escondido -casi siempre-. Así que, a hacer ejercicios de Kegel (ellos también pueden deben).

Y si usted va a tener hijos, infórmese por favor de cómo tener un parto respetado, sin tactos innecesarios, sin violencia y sobre todo, sin episiotomía. Mis amigas de El Parto es Nuestro, estarán encantadas de ayudarla a parir con amor y a que dé gloria ver sus genitales.


Para conseguir el DNI electrónico

Si no es usted religioso, a partir de ahora es menester que lo sea. Si puede desplazarse, va a ir usted a Oropesa del Mar. Una vez allí, va a la plaza de la iglesia. Entre en la misma. La virgen que encontrará allí es la patrona de la Paciencia. Récele algo.

Si no puede desplazarse, venere la imagen de susodicha deidad y a ver si hay suerte.


Para que no se empañen las gafas con la mascarilla

A mí me da mucha angustia ver a la gente con las gafas empañadas, aunque hay a quien le da igual. Aguerridos ciudadanos cual Braveheart que atienden la vida tal cual les viene, con inclemencias atmosféricas de su propio cuerpo. Gente que seguro goza con el olor de su aliento y permite que le empañe la visión el regusto a garbanzos con chorizo del almuerzo. Pero si usted no quiere ser de esos, lo primero es que ajuste bien la mascarilla y que se la ponga por debajo de las gafas. Si para ello tiene que cruzar las gomas, hágalo. Lave con jabón ambas partes de las lentes. O mejor todavía, con una patata partida y papel de periódico para limpiar: El almidón evitará que se empañen.


Para sobrellevar el Covid Persistente

Lo que a mí me funciona: CBD sublingual en gotas, 20 minutos de sol los días que hay sol, suplementos vitamínicos y para las defensas, ejercicios de memoria, meditación o respiraciones profundas (se puede hacer mientras se toma el sol), no dejarse vencer, no permitir que esta mierda pueda con nuestro estado de ánimo. Evitar en la medida de lo posible ansiolíticos y antidepresivos. Se puede vivir a otro ritmo, podemos renunciar a agobios, prisas, angustia. Aprendamos de esto, escuchemos a nuestro cuerpo y abracemos nuestra debilidad.


Para que la regla dure menos

Tengo una buena noticia y una mala. La buena es que se puede hacer que la regla dure menos; la mala es que de un día para otro, es complicado. Lo deseable es conocer nuestros ciclos perfectamente. Que la regla no sea un manchurrón en las bragas que nos da mal rollo. Al contrario, es vida, es nuestro motor y conocerla y respetarla, nos puede hacer felicísima la existencia. Simplemente piense qué tristeza le va a dar cuando la pierda para siempre.

Si usted practica consigo misma, puede ver qué cosas acortan su duración: Hacer deporte (cardio con saltitos, por ejemplo) al principio y al final del día; ejercicios de Kegel (de nuevo) cada vez que hace pis;  determinadas infusiones; masturbarse; judías verdes o masajes en la tripa en forma de corazón hacia dentro... Todo eso son remedios que pueden funcionar. ¡Eso tan extendido del zumo de limón es superchería pura! ¡No tiene fundamento! Y ahora sí, el truco chungo para una emergencia -y nada recomendable para nuestra salud- es tomar dos píldoras anticonceptivas con 8 horas de diferencia. Tiene consecuencias hormonales nefastas y su cuerpo se quedará loqui, pero usted ya es mayorcita para saber cuándo tirar de estos remedios.


Para cualquier otra cosa: 

Bicarbonato. Hay muy pocas cosas que el bicarbonato no pueda solucionar.

Lo dice Diana Aller

DEJAD EN PAZ A MI DEMI

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¿Se sorprenderían ustedes si les digo que las mujeres estamos sometidas al yugo de la belleza, la juventud y la delgadez?

Pues eso.

Las mujeres estamos sometidas al yugo de la belleza, la juventud y la delgadez. Hasta el punto de ser valoradas prácticamente solo por ello. Hasta el punto de VALORARNOS a nosotras mismas solo por ello. Hasta el punto de agredir nuestros cuerpos y nuestras mentes con sofisticadísimas torturas para ello. Y mentimos y nos engañamos. Nos convertimos en expertas manipuladoras:"Lo hago por mí, por verme bien"; "Es por salud"; "Esas curvas de la foto son empoderantes"... Madre mía, el cacao que tenemos en la cabeza. Es increíble lo bien que hacemos el juego al sistema, y encima lo disfrazamos de (elija lo que se corresponda en cada caso:) emancipación, feminismo, libertad, gustos personales.

No se me ocurre nada más retorcido y perverso que creernos dueñas de nuestros cuerpos, mientras donamos nuestros cerebros a causas para dañarnos.

                              (El antes y el después de la doctora Carla Barber)

Se trata de tener las miras en un horizonte imposible; de mantenernos siempre en la permanente insatisfacción. Quiero tener otra piel, otro peso, otros muslos, otra edad... Quiero ser una máscara de instagram, un ser mitológico, un avatar, Marta López Álamo, un hentai. Quiero ser algo distinto a lo que soy. Quiero no ser yo. Ese es el trasfondo, amigas.


                 (Aquí dos Kardashian ¿Saben ustedes a qué es proporcional su fortuna?)

El feminismo nos ha enseñado a revelarnos contra la mirada masculina, a doblegar esa preocupación por agradar a los varones... Pero esta extrañeza y rechazo hacia nuestros propios cuerpos, va más allá del mero machismo. Es un contubernio orquestado por fuerzas oscurísimas que alimentamos en soledad y en sociedad. Es la consecuencia de una cultura fundamentada en el consumo salvaje, en el individualismo, en los valores neoliberales, en las redes sociales, en el humano más exclavizado de todos los tiempos y más inconsciente de sus cadenas.

Vivimos en la permanente incomodidad y la constante búsqueda de la satisfacción del "yo". Yo, yo, yo. Mi perfil, mi clase de yoga, mi salud, mi alimentación, mi casa, mi sueldo, mi trabajo, mis likes, mi estado psicológico, mi felicidad. Terapia, autoayuda, Netflix. Mi mundo. Yo, yo, yo.

Para calibrar lo que somos, necesitamos una política de máximos y mínimos. Baremos morales de lo que está bien y lo que está mal. Está bien hacer dieta (¡claro, es por SALUD!) pero sin pasarse. Está bien cuidarse, pero sin que parezca obsesivo. Está bien envejecer, pero -atención a esto- CON DIGNIDAD.

Lo que más he leído en los comentarios de la última aparición de Demi Moore es que debería envejecer ¡con dignidad! ¡Tócate el coño! ¿Demi Moore se está haciendo mayor torturando gatitos? ¿Es terraplanista? ¿Ha salido a la calle sin mascarilla y con un fusil de asalto? No, se ha cambiado las facciones de la cara.


Veamos, Demi Moore, artistaza de Hollywood, del Hollywood esplendoroso de los 80 y 90, se presenta en el primer desfile de Kim Jones para Fendi en París y los comentarios hacia sus últimos retoques faciales, engordan timelines haciendo más ricos a los ricos y más menesterosos a todos. Todos, absolutamente todos, hacen referencia a la desmesura, el descontrol... al no saber. Como si Demi Moore hubiera perdido los papeles. Como si ella fuera la que dictara al mundo entero cómo hay que hacerse mayor. Como si su cuerpo y su rostro fuera nuestro. Nos parece una agresión. Que se le ha ido la olla y además muchísimo. Porque "unos retoquitos, vale", pero es que se ha pasado tres pueblos. Podría hacer como los demás, estirarse un poco, ponerse su botox, sus pomulitos... Pero este destrozo no tiene nombre: No sabe envejecer con dignidad.

Esto me recuerda a los discursos de "muy bien que seáis feministas, chicas, pero ESTO es pasarse". (Cuando "esto" es simplemente no plegarse a la agenda feminista pija neoliberal, mona y reabsorbible por  la cultura, resumible en un slogan de una camiseta de ZARA). El mensaje que tenemos interiorizado es "No pasa nada si Demi Moore quiere estar mona, como están las señoras estupendas de su edad que se cuidan. No pasa nada si, como Ana Rosa, aprovecha un puente o un confinamiento para inyectarse ácido hialurónico. Todo está en orden mientras lo haga conforme a los parámetros del deber: Con "naturalidad", "que no se note"... Que le preocupe envejecer, que sufra por ello, pero que no lo demuestre"


El problema es que nos hacen sentir inseguras, deformes, deficitarias... Pero como lo hagamos notar, como nos salgamos del redil, nos juzgarán por ello. Locas, sin medida, desesperadas... Ahí la responsabilidad ya es nuestra.

Nuestros cuerpos no nos pertenecen. Solo los tenemos al servicio de nuestra insatisfacción, el motor del capitalismo. Pero eso no es lo peor. Lo peor, es que los cuerpos de las mujeres pertenecen al sistema. Un sistema devorador, cada vez más hambriento, más extremo, más inalcanzable.

Me encanta cómo le ha quedado la cara a Demi Moore, atravesada por dos hendiduras simétricas, que sonríen con altivez. Me gusta el gesto contenido de su boca, replegada en la lucha. Me gusta también la mirada recia, de samurai distante que guarda desgracias y sabiduría. Me gusta su manera de envejecer: hay en cada poro una asunción del yo; un reapropiarse de su cuerpo al que no estamos acostumbrados. Da igual el motivo, no importa cómo ha llegado hasta aquí, pero ojalá sea una avanzadilla: una mujer que se performa para ser ella misma; para superar esa parodia absurda de agradar, de hacer el juego al sistema. De vivir pendiente de los años, los kilos, las curvas, haciendo que no le importa, buscando que parezca natural. (Vaya gilipollez: natural)

Viva el artificio, joder. Viva las mujeres que han ido hasta el final, porque han iniciado el camino de regreso. Demi Moore ha vivido modelándose acorde a las expectativas ajenas. Y le están llevando por un camino inexplorado. Ojalá me leyera y le pudiera dar la enhorabuena por ser la avanzadilla de un montón de mujeres perdidas, hartas sin saberlo de donar nuestros cuerpos al juicio ajeno.

Prefiero a Demi, "encontrada" con sus fascinantes ángulos faciales y el relato de hartazgo que guardan, antes que a cualquier joven instagramer y su vulgar pornificación de la belleza. 

(Esta es Marta López Álamo, estudiante de Administración y Dirección de empresas)

(Y aviso, que me estoy haciendo mayor, y he empezado a currármelo para envejecer sin eso que llaman dignidad. Ninguna dignidad)


Si les interesa la apasionante biografía de Demi Moore, hace justo 9 años, en 2012 escribí esto sobre ella. está feo que lo haga yo, pero les recomiendo que lo lean.

(La belleza: Defina lo que es para usted la belleza. Para mí esto: un visón blanco suavecito y un collar de cuentas negras)

Lo dice Diana Aller

CARTA A UN AMOR DEL PASADO

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 Te escribo desde 2021, joder... ¿Por dónde empiezo?

Debería explicarte que una pandemia ha asolado a la humanidad y ha arrasado incluso con mi energía. Padezco una cosa que se llama Covid persistente, pero ni siquiera tengo un diagnóstico en firme. Pero no quiero hacerte un resumen del presente continuo, del pasado inmediato.

Quiero viajar a ese tiempo de insolente juventud donde estás tú. Ese tiempo en el que fuimos felices. A ratos y entrecortadamente, como somos felices los pobres de espíritu. Querría retener tu olor, que ya ni sé qué grado de acidez tendría. Volver a las latitudes donde nos besábamos, donde imaginábamos un destino naranja y planificábamos acabar con la democracia y el capitalismo. Se repiten en mi memoria, insidiosos tus labios, con esa pigmentación marmórea que tenían. Tu voz acuchillada. Tu cuerpo a 36 grados, tus miedos que eran también los míos.

Hoy la vida es un poco más gris. Me va mejor de lo que podía haber previsto jamás. Tengo amigos increíbles que antes no conocía, y permanecen los de siempre. Tal vez mis hijos votarán en las próximas elecciones. Ha sido fascinante y vertiginoso verlos crecer. Muchas veces he sentido algo parecido a echarte de menos: Comentaba para mis adentros algo que me llamaba la atención, imaginaba tu respuesta a algún suspiro mío cuando robaba horas de sueño para sacar adelante a mi progenie con trabajos mal pagados y peor valorados.

Ando metida en mil proyectos locos. Ya sabes lo que me llama un reto y lo que me hundo estando quieta. Y por mucha bandera que hago de la independencia y libertad, demasiadas veces me falta una mano que tomar para enfrentarme a todo. Tú me dabas esa fortaleza silenciosa, reforzabas mi valentía y me hacías respetuosa compañía.

Pero me negabas ese respeto en la cama, tal y como a mí me gusta. Eso también me falta: Esa complicidad pasional y desbocada; ese olvidarnos de la hora y la fecha.

Sigo viviendo con intensidad y en plenitud, pero como te decía, los colores están más apagados desde que no me iluminas.

Sé de ti por conocidos en común, por tu estela de éxito... Quiero pensar que te va bien, que tienes lo que anhelabas o, mejor,  que estás en el camino para conseguirlo. Ojalá que ya no vivas el amor de manera clandestina.

Te escribí y envié una carta previa a esta; no recuerdo ni qué te decía. Supongo que ya no te iba a esperar más. Por supuesto era mentira.

Me faltas como si te hubieras muerto, porque en efecto desapareciste de mi vida, aunque sigas lejos y fuera de mí. Y hoy, en un arranque absurdo, no sé bien porqué, he acabado postrada en mi portátil, repasando todo lo que he aprendido en estos años: datos inservibles y castillos emocionales. Puede ser que aller, ordenando papeles y agendas, apareciera tu nombre y volviera a dar un vuelco mi corazón.

Puede ser que los ánimos de un lector, Isaac T, me empujaran a escribir aquí de nuevo. (Por cierto, gracias Isaac por un texto tan sencillo, sincero y emotivo). Puede ser que mi maldito ego me lleve a anhelar la atención de cualquiera como un simulacro de la tuya. Puede ser que nunca vuelva a amar. Puede ser.

Yo qué sé.

(Los cuadros son de Rosa Bonheur, que con 14 años se enamoró de una chica de 12 y estuvieron juntas más de 40)

Lo dice Diana Aller

SONRÍA, POR FAVOR. EN CONTRA DE LOS QUE ESTÁN EN CONTRA DEL OPTIMISMO

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La física nos dice que cuando lanzamos un objeto, hay un rozamiento, una ley de la gravedad y unas circunstancias que dibujan una trayectoria algo así como "de ida y vuelta". Algo parecido sucede en la moda y en las tendencias. ¿Pantalones pesqueros o largos? ¿Pata de elefante o tobillo recogido? Y así con todo.

-Resumen: Todo lo que sube, baja-

¿Que se empieza a hablar de poliamor y todas nos liberamos mucho de primeras? Pues luego le vemos las costuras al asunto y decimos "Igual esto es la mierda de siempre, pero con coartada ideológica para no atender las emociones ajenas": Toda corriente tiene su resaca, su reverso posterior.
...Y algo así es lo que ha pasado con la psicología positiva, una corriente (una moda, al fin y al cabo) que entró con fuerza pareja a cierto crecimiento económico y al exponencial torrente de las redes sociales (eficaz generador de ira y tristeza, por otra parte)

Mr Wonderful, una marca de emprendedores (algo muy hijo de su tiempo también, esto del emprendimiento) crearon un emporio a costa de maltratar trabajadores que creaban merchandising del buen rollo. Sin más pretensión -a parte de la económica, obvio- que minimizar los problemas y dar ánimo a nuestras miserables vidas. Oye, pues muy bien.

Ahora "la moda" es meterse con la positividad, con el optimismo y con la psicología positiva. Lo guay es decir que esos comeflores generan frustración. Que el "Si quieres puedes" es súper dañino. Y que si naces pobre, morirás pobre y tener esperanza es de mediocres. Qué casualidad que ahora que nos hundimos en una crisis terrible, vengan hordas de "expertos" a decirnos que nos resignemos sin soñar.

A ver, que aquí hay muchas cositas que contar para explicar de dónde viene esto. Voy a intentar contarlo bien y con orden que es algo que me cuesta, porque se me agolpan mil ideas en la cabeza...

Para empezar, todos estos juicios (el optimismo de quita y pon de hace unos años y el pesimismo de todo a 100 de ahora) son una cosita muy rala y facilona. No hablo de epicureismo de biblioteca; ni de filosofía, ni de hondo pensamiento trabajado a golpe de debate y escucha. No, hablo de gente profundamente insatisfecha que busca de forma superficial una solución rápida a la confluencia de problemas estructurales y exógenos.

Gente de la calaña de Rafael Santandreu (un supuesto gurú del estoicismo que no tiene ni puta idea de estoicismo) y tantos otros, se han forrado vendiendo libros y dando conferencias vendiendo humo transparente a cambio de muchos euros. Este señor, por ejemplo, decía que los celosos son unos románticos empedernidos. Nada de problemitas de autoestima, ni inseguridades ¡los celos son hijos del romanticismo! ¡Toma ya! Bueno, pues este señor, se leyó algún texto sobre Epícteto y vio el filón que se abría ante sí, en una sociedad perdida y enferma de estatus. Y como dicen las señoras que me molan, "de aquellos barros, estos lodos": Así los libros más vendidos son los de autoayuda, así todas nos vemos gordas y todos quieren una polla más grande. La insatisfacción, queridas amigas, es el infalible motor del capitalismo.

Las teorías de éste y tantos otros iluminados, (Paz Padilla, Robin Sharma, Robert T. Kiyosaki...) se cocinan como si fueran un fast food, se interpretan con los ojos ansiosos de nuestro tiempo y ¡voilá! ya tenemos soluciones estandarizadas a problemas individuales (e individualistas)

A la gente de la autoayuda les conviene que estemos destrozados.


-Tú ya estuviste destrozada antes de conocerme-

Mindfulness, vino, meditación, terapia cognitiva-conductual, gimnasio, yoga, diazepam, Tinder... La vida está llena de soluciones para consumir, trituradas por el neoliberalismo. Tú paga, que te darán una receta a tu medida. Que por supuesto solo generará más insatisfacción, cuando no la necesidad de algo más. El objetivo es que nos sintamos escoria para seguir consumiendo.

Ahora queda genial decir que "Persigue tu sueño" es una aberración. Porque adoramos lo negativo. Damos pábulo a las críticas, el fango y el odio de twitter, antes que al consejo de alguien que nos aprecia. Valoramos al que está en contra y le admiramos con indisimuldas loas en forma de likes. Parece más listo el que de buenas a primeras, critica. El que se yergue en contra, aun sin entender el trasfondo teórico.
Nos parecen críticos, listos y afilados, quienes arremeten contra algo. Son los guays de la clase, los malotes...
¿Y qué pasa con quienes destilan ternura y buen rollo? ¿Con quienes luchan por hacer, en lugar de posicionarse en un fuego cruzado ficticio e innecesario? Esos no se comen ni un colín. Porque nadie los escucha. Ser bienintencionado no vende.


-Alguien gana dinero con estas cosas y es legal-

La psicología positiva o simplemente, el optimismo, no solo es un aliado en nuestra vida: es lo que nos ha traído hasta aquí, en nuestra historia personal y como especie. Somos seres llenos de curiosidad, de ilusión, de ganas. Somos eminentemente sociales: necesitamos el contacto, mirarnos los ojos, relacionarnos sin parar. El simple hecho de pensar en reunirnos, ya libera un poquito de dopamina, mire usted qué fácil. Escuchar (o leer) cosas positivas, cimenta nuestra felicidad. Yo misma, escribiendo esto, estoy encantada y sonriendo ahora mismo. Y ¡oh, sorpresa! ni usted ni yo ganamos ni perdemos dinero con esto. Estamos haciendo algo POR GUSTO. Usted lee, yo escribo (Bueno, primero yo escribo, después usted lo lee, claro).

Y esto, es una afrenta al consumo, a la economía, a los bienes, recursos, riqueza... Piense, querida amiga, que todo lo que hace para otros -trabajar, comprar, consumir- le quita tiempo y energía para hacer cosas para usted. Nos han hecho creer que cualquier cosa que no genere ningún tipo de economía es perder el tiempo, lo único realmente finito e importante... 
Piense en cualquier actividad de ocio. Cualquier cosa que le guste. Y ahora piense ¿Está totalmente disociado del consumo? Ojalá. La productividad nos está esclavizando. 


-Pasarlo mal es un negocio muy lucrativo para alguien-

Vivimos obsesionados con los objetivos de otros, ponemos la felicidad "a la vuelta de la esquina", pero como el horizonte, nunca llega. Y cuando empezamos a comprender que de esta crisis no nos va a salvar la economía ni la política, crecen como champiñones los artículos y los libros en contra de la positividad. El maricón que quita la ilusión. Nos vienen a decir que es tóxico, que no hay nada que hacer, que ver el vaso medio lleno es engañarse.

-Cartel de una pera y una manzana ensalzando su amistad. El camello de Mr Wonderful es Dios-

A ver... Haber: Para empezar, nada es tan drástico. Ser positivo solo es malo en el covid. Ser positivo no significa no leer la realidad en su justa medida, sino generar estrategias para solucionar marrones y extraer enseñanzas de cada uno de ellos. Hacer algo por no hundirnos en el vaso de agua. No echar la culpa a los demás, sino analizar cómo mejorar.

Que el resumen sea "Se feliz" o "No sabía que ponerme y me puse muy contenta" es no comprender la dimensión de la filosofía positiva. Tampoco pertenece al positivismo -pese a lo que la gente cree- dar ánimos diciendo "No te preocupes". La psicología optimista lo que diría sería "¿Cómo te puedo ayudar?" Es decir, poniendo el foco en la empatía y en la relación emocional. Lo que pasa, ya lo he apuntado antes, es que hay un montón de intrusos que creen dominar la psique humana, el periodismo, la filosofía y la química emocional y trazan unas teorías -éstas sí- gruesas y simples como pollas.

Todo esto lo que hace es separarnos del mundo y enfrentarnos a él, en lugar de vincularnos. Vivimos obsesionados con nuestra felicidad, nuestro estado emocional, nuestro dinero, nuestro cuerpo, nuestra alimentación... Yo, yo, yo... Nos testamos todo el rato y nos comparamos con lo de fuera, en lugar de integrarlo sonriendo. Competimos tan a lo tonto, que al final es contra nosotros mismos (y siempre perdemos) 

Tal vez una parte del problema, es identificar lo positivo con lo cuqui. Pero la psicología positiva no está reñida con que nos guste cagar o, como en mi caso, goce sacándome mocos en soledad. Mis favoritos son esos mocos secos, pero que al tirar se desprenden contundentes y viscosos con gran densidad y cierto picor. Esto no es nada mono. Pero tampoco se ajusta al relato capitalista de producción. Es placer hueco, sano hedonismo que no deviene en adicciones ni rollos raros. (O al menos, eso creo)

-He robado esta ilustración de Ana Galvañ en la interné-

Si viven angustiados, si no son felices, el primer paso es desinstalarse las redes sociales. Así de simple. Por lo visto el sesgo de género en los contenidos, tiende a producir ira en los varones (¡qué raro!) y melancolía en las mujeres (¡Buah, qué sorpresa! ¿Quién lo hubiera dicho?). Y poner solución, no depende de un libro de autoayuda o de una fórmula única. Eso, es siempre cosa de un trabajito muy profundo de conocerse a uno mismo. Y ahí, ya sí explorar las posibilidades circunstanciales ("soy pobre como una rata"), personales ("no tengo trabajo") o psicológicas ("fui una niña maltratada"). Ante un análisis mínimamente profundo, es mucho más dañino e irreal el "No hay nada que hacer, te jodes" que el "todo va a salir bien". Ahí es donde hace falta un talante positivo, crítico y certero que analice potencialidades, posibilidades, recursos etc... Y es ese proceso precisamente, el que nos acercará al bienestar, a la lucha, al conocimiento.

-Emil Cioran, el pesimista más divertido. Me flipa su pelo-

Yo les diría que leyeran a Schopenhauer y a Cioran, que pese a ser adalides del pesimismo, generan unas alegrías que ríanse ustedes de comer setas, conseguir el tercer grado (penienciario, no de inglés. O también) o emborracharse en un bautizo. Pero claro, eso requiere esfuerzo intelectual, tiempo, ganas... Y lo que queremos es una pastilla con la solución, cagarnos en los demás, que siempre tienen la culpa de nuestra desgracia, y percibirnos como víctimas pasivas incapaces de hacer nada por cambiar el destino.

No paramos de hacernos pupita a nosotras mismas. Nos hablamos internamente fatal, nos exigimos imposibles, disimulamos nuestros verdaderos dolores... Y además practicamos la autoexplotación para la aceptación, para que nos asignen un valor. Nos empeñamos en encajar en un lugar imposible y el estatus es con respecto a los demás siempre. La idea de "El pensamiento positivo es tóxico" solo va a reforzar esta mierda de mecanismos.

Se pasa muy mal con ansiedad o depresión. Fatal. Quienes hemos pasado por ello, no toleramos ni una broma con esto. Por supuesto hay que visibilizar y hacer porque las demás no pasen por ello. Pero me niego a normalizar y mucho menos a romantizar trastornos chungos hijos del capitalismo. No es guay recrearse en el dolor. No mola vivir con miedo y hacer de ello algo cool. Lo que mola (aunque tenga mala venta en nuestra cultura) es unirse y luchar hacia adelante. Dejar la pornografía sentimental de redes sociales e investigar soluciones avezadas y originales con las amigas. Reclamar derechos, mirar en horizontal y no hacia dentro, sentirse y ser parte de algo.


              -Arthur Schopenhauer. También me sulibeyan mucho sus pelos-

El simple hecho de sonreír, ya anima un poquito. Si sonreímos, atraemos a gente que sonría y hacemos sonreír a los demás (¡Viva las neuronas espejo!). Hablar y escuchar en positivo sirve para sentirse mejor. Y sentirse mejor, a su vez, atrae mayor bienestar. Y la cosa va creciendo y contagiándose. Y es lo que necesitamos: Entender los problemas desde su propia medida, no desde los intereses de Amazon. No permita que pasen los años a lo tonto y que en su lecho de muerte se lamente de haberse preocupado por tonterías. Ponga remedio ya: Una vida plena es posible.
Arremeter contra el optimismo, es una moda tan tonta como cualquier otra, y afortunadamente, pasará.

Yo no soy nadie. Quiero decir: No soy psicóloga, ni cobro por dar soluciones, ni doy conferencias para salvar almas heridas... Tampoco he estudiado nada que me haga sabedora de una fórmula especial y única de mil euros el ingrediente. Solo soy una cuarentona -con mis problemas y mis miserias- que bebe cerveza, pasea a su perra, quiere a sus amigas y se lo pasa bien en la vida. Y como tal le digo, que si quiere ser feliz, lo mejor es buscar colectivamente soluciones uniéndose a sus iguales. Le prometo que sólo el camino, va a ser fascinante. Y atención spoiler: La solución también es el camino. Y es infinito.
Sonría. Sonría por favor.


             -Aquí otro trabajo robado de Ana Galvañ. Es que mola bastante-

Lo dice Diana Aller

*Si alguien se siente en una situación límite, me tiene en dianaller@hotmail.com


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